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Lluvia de bicicletas

Informados de que acertadamente el municipio de Valledupar ha contratado una consultoría para el diseño de una ciclovía (que algunas ciudades llaman ciclo-ruta) entre Valledupar y Patillal, recordamos que la bicicleta se ha convertido en un instrumento de transporte, recreación, deporte, salud e  integración familiar.  Son cientos y pronto serán miles los que salen en sus bicis a las afueras de los municipios del departamento y de su capital, y la mejora en las vías y la pandemia, han contribuido a esa actividad.

Resaltamos hace cuatro meses cómo convoca a los ciclistas la pavimentación de la vía de Los Cachos, partiendo o llegando, a Las Casitas. Una foto que se ve también en la de La Mesa.

Es notorio el tránsito ciclístico hacia los corregimientos del norte y el intenso uso de la carretera nacional hacia San Juan que se construyó para el tráfico pesado y el desplazamiento  de media y alta velocidad. Pero empezaron los accidentes, la alta frecuencia de carros y motos y junto a ella se fueron también incorporando las casas campo y ocupando el retiro, que la hicieron de peligro y necesidad de prevención. Se colocaron incómodos resaltos y retenes y al final los 30 minutos que debía tomar ir hasta San Juan del Cesar se han convertido en más de 40. Tantos ciclistas hacen una gran contribución a la necesidad de cuidado y moderar la velocidad, aunque hay poca señalización.

Los ciclistas  deben ser protegidos,  la llamada ‘ley Probici’,  o 1811 del 21 de octubre de 2016, ordena que “los conductores de vehículos, deberán respetar los derechos e integridad de los peatones y ciclistas, dándoles prelación en la vía”. Hacemos la salvedad de que esta ley debe aplicarse,  aunque no regula expresamente el ciclismo recreativo o deportivo en carreteras. A la hora de desplazarse no hay en la ley norma aplicable al uso de carro acompañante, si los ciclistas deben usar determinado vestuario, casco o luces, si pueden reclamarle a los vehículos un carril, si pueden ir en grupo en fila india o en paralelo, etc, etc. También existe duda por cuanto la ley, referida a la zona urbana, exige de los vehículos una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora, mientras se realice ciclismo recreativo.

Son el Ministerio del Transporte y su Agencia Nacional de Seguridad Vial, los llamados a regular el vacío en el tránsito de los ‘caballitos de acero’. En buena hora el Mello Castro ha dado el paso para que pronto se pueda estar financiando la necesaria obra, paralela a la carretera nacional. Pronto deberían extenderse esos diseños a los de la nueva vía Valledupar -La Paz, cuya licitación de construcción se cerró el pasado viernes y la que lleva a La Tramacúa y La Mesa.

Se deberá abordar también el papel de la bicicleta dentro de la ciudad principalmente como medio de transporte. Las experiencias del carril exclusivo de la Carrera Novena y la Calle 17 de la administración Socarrás, con noble e innovador propósito, no salió bien. Deben examinarse los flujos de transporte de la gente, el volumen esperado de bicicletas y las previsiones de accidentes. ¡Ah! ¿Siguen arrumadas las bicis que la Alcaldía pondría al servicio ciudadano?

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