El próximo domingo se definirá la suerte para el municipio de Valledupar y el departamento del Cesar. Por eso, hay que tener claro por quienes votar y por quienes no, sin emociones; este debe ser un acto dictado por el cerebro y no por el corazón, por grande que este sea; dejemos este para el amor que es ciego pero aquí jamás podremos cerrar los ojos porque el que espabila pierde.
Pero también tenemos las opciones de no hacerlo o de votar en blanco. Lo primero es definir por quienes no votar, para descartar; esto es fácil, aquí todos nos conocemos, sabemos quiénes son los candidatos y quienes los rodean, qué han hecho en el pasado cuando han manejado el erario, ya en forma directa, ya indirecta, y si no lo han hecho, también sabemos qué podemos esperar de ellos, ya por su talante, ya por sus socios.
No se debería votar por aspirantes prepago ni por mafias o conglomerados electorales, ni por partidos que hayan contribuido a la guerra, al desplazamiento y al baño de sangre que ahoga a los colombianos. El intento por “refundar la patria” está vigente y seguimos leyendo sobre la matanza del Aro y acerca de sus posibles determinadores; aún huele a sangre fraterna, no permitamos que al Cesar se le intente refundar, este fue un territorio muy castigado por una violencia ideológica, muchos de cuyos actores purgaron cárcel, otros están sub-júdice activos políticamente, dependiendo de terceros; la paz está cerca, construyámosla. No permitamos que se empodere la violencia en este territorio, tenemos el poder del voto, ejerzámoslo.
En el caso de Valledupar hay que tener mucho cuidado; esta se encuentra en Ley 550, su capacidad financiera es limitada, sus recursos propios son raquíticos; la deuda cubrirá casi cuatro gobiernos; los recursos propios de libre destinación solo alcanzarán para el funcionamiento, para inversión no habrá plata, y esta dependerá de la capacidad de gestión con recursos nacionales o del crédito, pero con este va a ser muy difícil; deprimido el sector agropecuario y restringida la economía, crecerá la informalidad, nuestro futuro es incierto; la malla vial de la ciudad colapsó, la movilidad asfixia. Los indicadores y cifras socioeconómicos empeoran, la inseguridad es viral, la inmigración no selectiva tras viviendas gratis en Valledupar está produciendo una espiral social degenerativa. No es que estos programas sean malos sino mal conducidos, la demagogia electoral no es suficiente para implementarlos, el asistencialismo es un arma de doble filo, no se debe presupuestar el cambio de voto por vivienda; el nuevo POT es una “bacanería” populista, la legalización de tierras con este fin es perversa.
Hay que impedir que la gobernación y las alcaldías sean feudos grupales o familiares. Puedo opinar con soltura, no le debo favores políticos a nadie, he sido un gran perdedor así mis candidatos hayan ganado.
Para gobernación hay tres aspirantes, todos buenos. De Arturo dirán que anda con Uribe, lo acompañé cuando hubo plata y cuando no, pero los apoyos políticos no son una ecuación, ahora la coyuntura es otra. De Imelda he sido un buen amigo, está fuera de serie pero los fantasmas que eliminaron a la UP están vivos, da miedo, por eso el Polo local no la apoya, lo que es razonable. De Franco dirán que detrás de él está Germán Vargas, otro temor. Me tragaré ese sapo pero votaré por FO, es familia, después veré.