Luis Alberto Moreno, reelegido por segunda vez como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, con su voz autorizada afirma que “No solo necesitamos pacto en La Habana, sino uno en Bogotá”. La gente de bien piensa que es inaudito que no podamos ponernos de acuerdo en lo fundamental, como es la educación, la salud, la inseguridad y la desigualdad, porque estamos cegados por los odios, rencillas políticas y lo que es peor, por enemistades personales.
Lo anterior se extiende a los empresarios y académicos. No podemos seguir enfrentados, como enemigos feroces, con tantos problemas que son una talanquera para nuestro desarrollo. Es una gran verdad que los países que pueden cambiar y construir consensos son a los que mejor les va porque son capaces de derrotar el pesimismo. Necesitamos una Colombia más pacífica para enfrentar con valentía sus nuevos desafíos, con reformas ambiciosas y con menores niveles de pobreza. ¿Es mucho pedir?
Hoy el crecimiento de la economía global es más lento especialmente por los cambios en el contexto externo y nuestro país, como gran exportador de materias primas, es uno de los más golpeados por el freno que ha experimentado la economía de China en las cotizaciones de nuestros productos básicos como son el petróleo, el carbón, la soya y el cobre. Además, la crisis migratoria está creando nuevas y complejas presiones financieras en el viejo continente
En Colombia estamos relativamente preparados para manejar la época de las vacas flacas, pero con las inversiones programadas, especialmente en infraestructura, podemos mejorar nuestra competitividad. El Congreso colombiano tiene la oportunidad de responder a sus obligaciones con el análisis de las reformas financieras, las críticas y el control político de estas grandes inversiones. Para esto, se necesitan consensos serios, sin demagogias ni demostraciones mediáticas. Esperamos confiados que la patria esté siempre por encima de los partidos y de los interese personales.
Es bueno para el país que ya se logró un mayoritario respaldo a la comisión legislativa para la paz. Seis partidos estarían apoyando esta iniciativa que llega al Congreso. Se busca darle facultades especiales al Presidente y crear una comisión que le dé un rápido trámite a las reformas que se necesiten para los eventuales acuerdo de paz. Somos de la opinión que este consenso para la reforma constitucional es mucho mejor que una constituyente. Más adelante, las Farc podrían ser incluidas en esta comisión especial del Congreso. En estos procesos de gran contenido social es muy importante ganar tiempo.
¡Desde esta columna en EL PILÓN, celebramos complacidos la llegada de los buenos tiempos, los tiempos de los consensos!
Por Gustavo Cotes Medina