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Llegó el cuatrienio de las vacas flacas

Lo que le viene a los gobernantes regionales y locales no es para reír. En este periodo deberá primar la racionalidad y la prudencia fiscal. El boom de las regalías y aportes de la Nación tocan a su fin; las bacanales de alcaldes y gobernadores terminaron; plata para lo superfluo y disfuncional no habrá. El incremento presupuestal, cada año, será vegetativo; toca pensar en serio sobre lo que se debe hacer.

Transversalmente a esta coyuntura económica nos visita el ENSO (el niño oscilación del sur) con su devastador impacto. Los tiempos de las cometas no volverán. Tenemos un problema por resolver: la escasez de agua, matriz de la vida y la economía. Para el caso del Cesar, donde la minería tendrá que cerrar sus puertas por los bajos precios, volver a la agricultura y a la ganadería tecnificadas y fomentar la agroindustria no tiene espera. De nada nos sirve mantener un programa de viviendas gratis para una población migrante, alguna no tan deseable, para apalancar una candidatura presidencial. Esto no es serio, la ciudad involuciona, el asistencialismo aliena a las sociedades, ya nadie quiere trabajar.

El problema del agua lo resolvemos con los pozos profundos, los estudios técnicos ya se hicieron en 1992 por Tahal, Ingeominas y Corpocesar; en 1994 fueron actualizados por Consultores Civiles e Hidráulicos, y en 2004 fueron ratificados por Corpocesar, el Ideam y la Gobernación del Cesar. Los recursos hídricos subterráneos regionales, en la planicie del Cesar, ascienden a 405 mil millones de metros cúbicos semiconfinados entre 350 y 420 metros de profundidad, distribuidos en once acuíferos y siete bloques tectónicos.

El proyecto escogido fue el acuífero de La Terraza al NE de Guacoche entre los ríos Guatapurí, Badillo y Cesar.

Su potencial es de 55 millones de metros cúbicos (Mmc) en el invierno y 22 Mmc en el verano, a 120 metros de profundidad, con gran capacidad de recarga. El proyecto consiste en perforar 40 pozos para irrigar 4.000 hectáreas por el sistema de goteo; cada pozo puede irrigar 100Ha. El caudal esperado por pozo es de 150m^3/hr o 42 l/s, para un total de 1.8 m^3/s, con tuberías de 10 pulgadas (nuestro acueducto surte 2.2m^3/s). El estudio revela que se pueden sembrar mil hectáreas de hortalizas y tres mil de frutales tropicales; los beneficiarios: predios de 1.5Ha a 10Ha ubicados en el acuario; el empleo generado oscilaría entre 4.600 y 7.800 puestos de trabajo.

La inversión para la época del estudio ascendía 120 mil millones de pesos costeados entre la nación, el departamento y el municipio de Valledupar. El agua es potable y con buena calidad; un solo pozo puede proveer de agua a Guacohe, Guacochito y el Jabo, p.ej. No es posible que estas poblaciones carezcan de un acueducto siendo lagunas flotantes en la mayor cuenca del Cesar. Es como padecer el suplicio de Tántalo.

Con este proyecto, se abastece la canasta alimentaria de frutas y verduras, quedando para exportar. Este es un proyecto viable y de corta ejecución en relación con una represa. La de los Besotes tiene muchos ruidos pero la invade un orangután y es más costosa. Se dice que el 82% es para agricultura y el 18% para ganadería, pero la mayor beneficiaria sería la región de Callao donde se encuentran los grandes hatos ganaderos del Cesar.

¿Cambiarán estos su vocación ganadera por la agricultura? Franco y Tuto, ¡manos a la obra!

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