El Ministerio de Agricultura insiste en que el sector agropecuario debe tomar, mantener y fortalecer las medidas preventivas frente a la alta probabilidad de la llegada del Fenómeno de La Niña, que en este momento según el Ideam es del 63 %.
Aunque los meses de julio y agosto, afirma el Ministerio con base en las labores de seguimiento de las condiciones del clima, serán normales, es necesario escuchar el reiterado llamado para que tomen todas las medidas preventivas posibles para que cuando llegue la lluvia no los tome por sorpresa y haya pérdidas incalculables, como ha ocurrido en años anteriores.
La lluvia y sus devastadores efectos se prevén para el último trimestre del año, la experiencia de la última ola invernal dejó algunas enseñanzas y retos para el sector agropecuario, pero también para la comunidad en general. Lo que ahora se pide es que no pase lo mismo, o algo más fuerte.
El Ministro Iragorri alertó a los agricultores y ganaderos para no dormirse frente a la posibilidad de que ocurra este evento de aumento de las lluvias, que si bien su probabilidad ha descendido, aún es alto su porcentaje de ocurrencia.
En el departamento del Cesar las experiencias de los ganaderos y agricultores no es buena, vienen de un nefasto fenómeno del Niño y aun sin sobreponerse, deben pensar en la amenaza del nuevo fenómeno.
Según los registros oficiales de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, en 2011 los resultados de la ola invernal fueron: 18.215 personas afectadas (3.643 familias) cinco personas fallecidas y 2.604 viviendas destruidas. El Cesar no fue la excepción.
El gobierno departamental destinó recursos superiores a los 2.000 millones de pesos para la creación de un centro de reserva en 2016, con el que destinarán ayudas alimentarias y no alimentarias en caso de que se presenten daños, según lo establece la Ley 1523 de 2012.
Hay que ir pensando, por ejemplo que en Valledupar se conoce que el río Guatapurí no podría presentar avalanchas, pero si crecientes súbitas, debido a su corto recorrido de unos 72 kilómetros desde su nacimiento en la Sierra Nevada de Santa Marta hasta su desembocadura en el río Cesar. Pero en ese trayecto hay actividad pecuaria y agrícola.
“Este tiempo es propicio para hacer inversiones en infraestructura de almacenamiento y manejo de agua, bien sea para hacerle frente a la Niña o para tener el preciado líquido en la tradicional temporada seca de comienzo de año; así mismo, para planificar un manejo adecuado de los cultivos y prevenir riesgos fitosanitarios”: estas palabras del Ministro Iragorri no deben olvidarse.