En el 2010, la votación válida para senado superó los once millones de votos, contado el 3.01% de votos en blanco. En esta ocasión el umbral (2%) fue de 334.122 votos, pasando esta prueba ocho partidos. Si la votación se mantiene, con el 3% para el umbral, el MIRA, que fue la única lista cerrada, quedaría por fuera.
En el 2006, de las cuatro listas cerradas solo una tuvo éxito, la del MIRA, por ser sus electores una congregación de fe, también cerrada; las listas cerradas no han sido muy exitosas porque son casi unipersonales y amorfas, de las cuales poco se sabe de sus integrantes.
Este es el caso, para este año, de la lista del Uribe Centro, a cuyos integrantes casi nadie conoce, parece como si no estuvieran en campaña, todo el trabajo corre por cuenta del líder como si fuera un tour en bicicleta, pero una sola golondrina no hace verano; hay que tener en cuenta que aquí no está en juego la presidencia de la república disputada entre dos o tres, sino que están compitiendo más de 2.000 aspirantes que se están promocionando por todo el país, muchos con inmensas sumas de dinero; sálvese quien pueda. Esta es casi una lista fantasma que no tiene los privilegios que tuvo en el pasado, le falta vaselina.
Esta lista y todas las demás, podrían bajar sus votaciones por la pérdida de credibilidad creciente en el congreso y en general, en nuestro sistema democrático, cuyas ofertas se están agotando. El conservatismo está dividido entre santistas y uribistas, así que puede perder terreno.
El Polo, fracturado como está, requiere atención. En el PIN siguen los mismos con otra nomenclatura que muchos no hallarán. CR, cuestionado como nunca, está en aprietos. Los liberales en recuperación, pero no están muy claros. A verdes y progresistas los veo con muchos kilates, pueden sorprender.
Además, la mayoría de las listas no ofrece identidad ideológica ni de principios; no se sabe a qué le apuestan en el rol del Estado; aquí se juntan tirios y troyanos, el agua y el aceite; son acuarelas policromas para niños. Tal vez aumenten la abstención y el voto en blanco, pero estos no tienen dientes para morder, hay que profundizar sobre ellos.
El sistema electoral necesita una reingeniería por su regresividad y falta de transparencia; el incremento del porcentaje para el umbral y la cifra repartidora, que no es proporcional, así lo indican. Y mientras tanto esto no se haga, por más que silenciemos los fusiles, no habrá paz. Pero, en estos comicios, podemos tener sorpresas que ojalá sean para bien.