La época más alegre del año para la mayoría de personas es la Navidad, pero paradójicamente los sicólogos y autoridades han detectado que las fiestas de fin de año predisponen más al suicidio a las personas deprimidas: el contraste entre su tristeza y aislamiento comparados con la alegría ambiente y el espíritu festivo de la mayoría acentúa aún más la sensación de sinsentido.
Por lo anterior, consideramos que en enhorabuena la Secretaría de Salud del Cesar lanza hoy la Línea Vital 125, una estrategia de apoyo psicosocial con el propósito de orientar, responder y asistir eficazmente los aspectos que derivan en la conducta suicida y otros eventos de salud mental. Este departamento con 52 suicidios en lo que va del año, de los cuales 29 se han presentado en Valledupar.
Sin embargo, consideramos que en el papel todo parece funcionar bien, pero las realidades muestran que este tipo de estrategias requieren de reingeniería para ser más efectivas; para su funcionamiento se deben resolver problemas tan básicos como la habilitación de línea en todos los operadores de telefonía para mayor cobertura, disponibilidad de sicólogos las 24 horas, innovación en la atención a través de las redes sociales y otras plataformas digitales que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.
Las líneas vitales no son nuevas, pero sí debe ser nuevas estrategias en su implementación para que haya el resultado esperado: menos suicidios. Y en ese sentido insistimos en que ningún esfuerzo sobra en la lucha para contrarrestar el suicidio, un mal que ha ido en aumento lento pero progresivo.
Entre 6 y 7 personas se quitaron la vida cada día en Colombia en los primeros ocho meses de este año. Hasta agosto, Medicina Legal registró 1.610 casos. Cada año, según la Organización Mundial de la Salud, 800 mil personas se suicidan en el mundo, y esta es la segunda causa de defunción en el grupo de 15 a 29 años, los jóvenes.
Las líneas vitales son una medida necesaria para contrarrestar los altos índices de suicidio a nivel mundial, pero históricamente se ha cuestionado su efectividad, teniendo en cuenta que para tratar a un potencial suicida hay elementos tan amplios como variados; influyen factores biológicos, psicológicos, culturales y sociales. En nuestro espacio noticioso hemos informado sobre casos de suicidas de la tercera edad y niños, como el caso del pequeño de seis años que la semana anterior se quitó la vida en el noroccidente de Valledupar, por lo que es complejo establecer patrones patológicos.
Aunque el suicidio podría ser prevenible con una buena conversación, preferiblemente con un especialista, se ha convertido este en “un grave problema de salud pública” que afecta todas las regiones y clases sociales.
Esperamos que la estrategia que se relanza hoy tenga buenos resultados, a mediano y largo plazo las cifras hablarán por si solas; es fácil medir las vidas que se van, pero muy difícil saber las que se salvan o simplemente postergan su decisión.