Resulta reconfortante la agenda cultural que, en este mes de diciembre, se ha venido desarrollando en Valledupar, en especial sobre lanzamientos de libros por parte de escritores nuestros, lo cual hace evidente el potencial que en ese sentido posee la gente de esta región.
Por esta temporada ha sido muy común ver por las calles de Valledupar el típico arte callejero con gente de aquí y de allá, pero más importante aún los muchos actos programados para hace las presentaciones oficiales de nuevos libros de escritores vallenatos o de personalidades de otras partes, pero muy ligadas al contexto regional nuestro.
En ese orden, destacamos el libro ‘La voz Vegetal del Viento’ del poeta José Atuesta Mindiola, con el apoyo de la Fundación Carboandes, presentado el pasado 14 de diciembre en el auditorio de la Cámara de Comercio de Valledupar; también se hizo la presentación oficial del libro ‘Villanueva Grande’, de la autoría de Juan Celedón Gutiérrez, acto desarrollado en Valledupar este viernes 15 de diciembre; de igual manera fue hecha la presentación de la obra ‘Sueños eróticos de un obispo’ escrita por Hernán Gutiérrez Hernández, entre otros libros de similar importancia y que se presentaron en días anteriores.
Decimos que esos son hechos reconfortantes porque esa es una clara demostración de que en Valledupar no solo nos dedicamos a valorar la parranda vallenata y otras tradicionales costumbres, sino que, pese a estar inmersos en la era digital y la rápida evolución de los medios de comunicación, ya entramos a hacer énfasis en la escritura de libros, una labor que sigue siendo una forma venerada de expresión que trasciende el tiempo y la tecnología.
Sabemos que los libros no solo son portadores de historias cautivadoras, sino que también desempeñan un papel fundamental en la transmisión y preservación del conocimiento, la cultura y la humanidad misma.
Conocemos el enorme esfuerzo que hacen los escritores nuestros para poder cristalizar sus sueños de escribir y publicar sus obras, eso merece todo nuestro reconocimiento en razón a que uno de los aspectos más valiosos de escribir libros es la capacidad de profundizar en temas de manera extensa y detallada. A diferencia de otros medios más breves, los libros permiten una exploración exhaustiva de conceptos, teorías y narrativas.
Este tipo ejercicio local permite profundizar y fomenta la comprensión y el análisis crítico de nuestra propia cultura y todos esos valores que caracterizan a nuestra idiosincrasia, proporcionando a los lectores una experiencia enriquecedora que va más allá de la superficie.
Como medio de comunicación, ELPILÓN ha sido enfático en reconocer y poner de presente que la historia que no se escribe se esfuma en el tiempo, por ello dimensionamos la importancia de los libros como esos guardianes celosos de la memoria colectiva de nuestra gente y sus circunstancias.
A través de las páginas de libros, se conservan las tradiciones, la historia y la sabiduría acumulada a lo largo de los siglos. Cada obra escrita es un testimonio de la época en que fue creada, ofreciendo una ventana a las mentalidades, las luchas y los triunfos de aquellos que la produjeron.
Además, escribir libros puede ser un acto de resistencia contra la fugacidad de la información en la era digital. Mientras que las redes sociales y las noticias rápidas pueden desaparecer en el flujo constante de datos, los libros son resistentes al olvido. Son legados duraderos que trascienden generaciones, conectando el pasado, el presente y el futuro. Esa es la ruta y qué bueno que ya la estemos transitando en Valledupar.