Las dos expresiones de esta columna no significan lo mismo; la primera es una actividad comercial como cualquiera otra de las ejercidas en un estado de derecho: cubre TV, prensa (no hay prensa hablada) y otros medios informativos y/o de opinión. Se agremian como lo hacen otras actividades para defender sus intereses y en este caso es la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, la que opera nacional y regionalmente con garantías constitucionales para ejercer su oficio.
La segunda es la posibilidad que tienen los ciudadanos de expresarse libremente ante Estados o particulares, pero este derecho no está garantizado. La libertad de expresión no tiene agremiaciones que la defiendan, es un derecho fundamental e inmanente de la humanidad previo a cualquier agremiación. La Libertad de Prensa (LP) puede establecer una relación biunívoca con sus agremiados, la Libertad de Expresión (LE) carece de esa relación. P. ej., la FLIP es a los medios audiovisuales lo que FEDEGÁN es a los ganaderos. La LE solo podría buscar alguna permisibilidad de parte del Estado para expresar sus cuitas, a veces no atendidas, y por eso tiene que apoyarse en la sociedad para fortalecerse. No recuerdo la primera observación de la FLIP condenando a alguno de sus agremiados por atentar contra la ética y el respeto ajeno. En el caso de Vicky Dávila conocido como la “Comunidad del Anillo” dentro de la Policía Nacional, en el cual uno de sus oficiales fue vilipendiado públicamente por esta periodista más la FLIP otorgó. Por fortuna para él, la justicia lo absolvió. Sin embargo, el daño quedó hecho.
Las sindicaciones fueron tan vergonzosas que el presidente Santos forzó al canal RCN para que la sacaran de su nómina por la temeridad y sevicia de sus acusaciones. Hoy, a esta periodista directora de la Revista Semana, donde teje sus maquiavélicos planes, parece que le dieran cuerda para que siga mancillando la honra de todo aquel que ella considere es su propio enemigo o de sus patrones.
Su caso es patológico. Esto se llama “coprofilia”, dice el papa Francisco. Ante el claro triunfo de Petro, hoy no solo es Vicky sino casi todos los medios al servicio del gran capital, operando como sicarios con micrófono, imágenes y prensa en una conspiración contra la democracia que dicen defender, amén de las conspirativas reuniones privadas para defenestrar a Petro.
Están temerosos de que Petro destape alcantarillas centenarias. El temor por la terna que el presidente de la República presente ante la C.S.J. los tiene desesperados; este país es una enorme caja de Pandora, las tumbas de los miles de sepultados por los falsos positivos solo serán pequeños orificios. Me identifico con Juan Gossaín quien cuestiona el concepto de periodismo que se ejerce aquí, narrativa amarillista. Muchos periodistas no ejercen este noble arte con independencia, muchas de sus informaciones son sesgadas y en defensa de quiénes les pagan.
Ya no debemos decir “dictadura del proletariado” sino de los medios audiovisuales. No sabemos si estamos frente al periodismo de la miseria o, a la miseria del periodismo (Proudhon vs Engels). Este poder se desmadra en los periodos electorales, época en la cual los periodistas prepagos exaltan o condenan candidatos sin rubor creando ídolos o sepultando virtudes dependiendo si hay o no pautas, incluso, lo hacen gratuitamente en contra de algunos sin justificación.
Creo que unos pocos malos no deberían dañar la imagen de los muchos que son buenos y, por lo tanto, al interior del gremio, se deberían plantear cuestionamientos éticos serios para enrutar la loable y peligrosa labor del periodista. El poder que han asumido los medios de producción utilizando al periodismo como esquirol los ubica en el primer orden de los poderes del Estado. Las palabras del presidente Petro en el sentido de que “Semana ordena y el CTI ejecuta”, reflejan el grado de postración al cual ha llegado Colombia.
La gavilla es total; a esto se suman las zambras en el congreso lideradas por una oposición parlamentaria bien pagada. Esto no es construir sobre lo construido. Qué lástima tanto desperdicio, este es un país apocalíptico.