El Partido Liberal, el partido del pueblo, ha sido la gran fuerza trasformadora de la sociedad colombiana desde su fundación en el año 1848. Como tal, tiene la obligación de fortalecerse, crecer internamente y reinventarse para responder a las exigencias de cada una de las etapas de la historia. Por eso, hago la consecuente invitación.
El Liberalismo ha sido fundamental en la historia del país. Con otras fuerzas políticas, ha construido reivindicaciones sociales poderosas.
En su interior siempre han existido escuelas de filosofía políticas y de pensamiento económico y social diferentes, que han tenido la inteligencia y la habilidad de reglamentar su funcionamiento y acatar reglas de juego para convivir a través del consenso.
Es apenas natural que se cuestionen los múltiples defectos que como organización pueda tener y, por la dinámica histórica, parece que algunas veces tenga hasta dificultades para interpretar adecuadamente el país.
Este proceso ondulante no solo corresponde a nuestros partidos en Colombia. A nivel mundial hemos visto cómo han desaparecido procesos como el Fascismo y el Comunismo.
Basta repasar la historia de las ideas socialdemócratas y liberales para entender que también tienen sus altos y bajos. Lo importante es asumir la disciplina revisionista para construir futuro con la certeza de saber hacia dónde se dirige como fuerza organizada, y no quedarse del lado equivocado de la historia.
Los retos tradicionales del Partido Liberal son enfrentarse a la gran pobreza regional, al desafío de la globalización de la economía y buscar equidad. La principal tarea es que el Estado Nación debe abandonar la recentralización extrema y apoyar al Estado Regional (autonomías regionales) que permita mayor desarrollo económico con responsabilidad territorial.
Existen retos recientes que plantean las nuevas tecnologías que han cambiado totalmente el sentido de la economía y de las luchas, porque cada vez habrán menos empleos y menos procesos humanos repetitivos de producción, que serán remplazados por la robotización y la inteligencia artificial, lo que obligará a un replanteamiento de las organizaciones políticas para que puedan dirigir al Estado en este nuevo escenario económico.
Estas reflexiones son los motivos de una invitación liberal para pensar qué clase de Partido se necesita para que permanezca joven, fresco, moderno e innovador, porque lo fundamental es que recupere el deseo de manejar el poder del Estado como principal meta en el corto plazo.
La verdadera y novedosa revolución de las tecnologías de la información y de la biotecnología son las que deben dirigir, orientar e impulsar el futuro Partido Liberal.
El Partido perdió su gran mayoría por las divisiones internas. En el año 2000 tenía 54 senadores y hoy es minoría (14), no obstante, debe levantarse con entusiasmo y devoción para recuperar la fuerza transformadora de la sociedad. Esto atraerá a sus anteriores militantes, aunque hayan formado otros partidos. Hay que regresar y consolidar esa gran unidad dentro de la diversidad. El camino no debe de ser dividir más lo ya dividido.
Por eso, hago esta invitación a todos los partidarios para que reconsideren su posición de marcharse, ya que solo a su interior está la respuesta al proceso político que se tiene que impulsar con discusiones basadas en la libre expresión, sin censuras, sin limitaciones, pero con vocación de poder.
Es posible mejorar más, y cuando las cosas mejoran, las expectativas aumentan y, por lo tanto, siempre es necesario mejorar más. Avancemos, sin límites.
Por Eduardo Verano De la Rosa