El pasado 21 de Julio, se estrenó la película ‘Leyenda Viva’ la cual es un homenaje a nuestros juglares de la música vallenata, donde en ella nos podemos adentrar a todas aquellas historias, que nacen en la región del Cesar y La Guajira.
De los relatos de campesinos, que iban de pueblo en pueblo ‘echando el cuento’ de un forma jocosa y sentimental, para narrar aquellas anécdotas y conquistar esos amores que eran su diario vivir.
‘Leyenda viva’, es la puerta abierta al mundo vallenato, debido a que gracias esta maravillosa producción donde participaron más de 20 compositores y gestores culturales, los espectadores pueden entrar a ese recorrido musical, repleto de canciones inspiradas en los sucesos de vida de campesinos alegres, y parranderos ‘enamorao’ con historias sentidas y otras con el corazón ‘despechao’.
Es por esto que, este homenaje bien merecido a nuestros juglares de nuestro querido folclor, no solo resalta su labor como compositores, cantantes y gestores culturales del vallenato, sino que también despiertan a nivel nacional un interés de descubrir que hay más allá y cuál es ese verdadero origen, de las letras que diariamente escuchamos.
El vallenato es en estos momentos de los géneros musicales colombianos que más reconocimiento tiene a nivel internacional y que también se ha sabido ganar el cariño, respeto y admiración en todos los rincones de Colombia, el vallenato es patrimonio cultural, es nuestra música compuesta con historias que solo nacen aquí, en los paisajes que brotan inspiraciones y ríos que despiertan el lado poético de nuestros compositores.
Vale la pena ver ‘Leyenda viva’ y llenarse el corazón de orgullo y felicidad al ver eso los legados que dejaron esa ‘Selección colombiana de vallenato’ integrada por todos los juglares que, con sus canciones, nos inmortalizaron sus historias de vida, sus paisajes más preciados, y la forma de conquistar un amor de verdad.
Bendito seas vallenato con tus letras con sabor a todo lo que somos como región caribeña, bendito seas y que resuenen los acordeones en el viento de los aires de parrandas.
Por: Shelymar Riquett Regino