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Leer es nuestro cuento: ‘El bosque de los ojos verdes’

Hace ya mucho tiempo, en una hermosa vereda, había un exuberante bosque llamado Verderin, en el cual reinaba la naturaleza en todo su esplendor: árboles gigantes llegaban hasta el cielo formando una cubierta verde que filtraba los rayos del sol y creaba un juego de luz y sombra en todo el paisaje; en especial en el río; la diversidad de plantas y animales inundaba de paz todo el lugar.

En el corazón de este bello bosque habitaba un sabio abuelo llamado King: sus inmensas ramas se extendían en todas las direcciones creando un refugio sagrado para muchas criaturas, que buscaban siempre su protección, él había sido testigo del nacimiento y la muerte de innumerables seres durante muchos años y conservaba en su memoria las historias de todas sus generaciones.

Cierto día don King entró en una gran tristeza porque unos seres despiadados entraron al bosque y con toda clase de elementos destructores derrumbaron parte de aquel hermoso lugar. Talaron a varios de sus hijos y nietos sin compasión alguna. Muchos de los animales perdieron sus hogares y murieron. Pero pasó algo muy especial ese día. Andrés, uno de los despiadados hombres, tuvo una gran revelación en un sueño.

Soñó con tres seres especiales: uno representaba el pasado, el otro representaba el futuro y, el último, el presente. El ser del pasado le mostró todo el daño que él y sus amigos le han causado a la naturaleza sin piedad alguna y el del futuro le señaló como sería su muerte si continuaban en esa destrucción al planeta; y allí en esa parte vio como sus amigos y él morían siendo cortados como árboles. El ser del presente le mostró una vida llena de paz, amor y alegría si cambiaban su forma de vida.

Así fue como al día siguiente se levantó y entró en pánico al revelarle el sueño a sus amigos y en donde el sabio y gran abuelo escuchaba tristemente. Él los motivó a irse del lugar, pero uno de los hombres insistió en que debían derribar al más grande porque con ese árbol iban a tener muchas más ganancias que de costumbre, entonces agarró la motosierra y comenzó a cortar al buen y fuerte King.

Fue allí donde un gran viento sopló y todo el lugar se llenó de una paz y una armonía indescriptible.

El hombre insensato quedó sin vista y cayó al suelo. En ese instante todos entraron  en un miedo profundo y abandonaron el lugar. Desde ese día brota de ese gran árbol un hermoso nacedero de agua limpia y cristalina donde los habitantes de la vereda acuden a él y confiesan que el agua hace milagros y hasta cura a las personas   que sufren de la visión.

POR: Paola Simanca Estrada – 10 – Institución Educativa Divino Niño – Vereda Iberia.

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