Tras el debate electoral librado este domingo 29 de octubre con la elección de alcaldes, concejales, jal, diputados y gobernadores en grandes y pequeñas capitales y municipios intermedios de Colombia, le queda servido el Ajedrez político al presidente Gustavo Petro para mover las piezas del juego (rey, dama, torres, alfiles, caballos y peones), recomponer estrategias, generar gobernabilidad y hasta para dar jaque mate en la medida en que sepa mover las fichas en la urdimbre de la política.
Alcaldes, gobernadores y congresistas con capacidad de gestión no perderán oportunidad para llegar al poder central (la mejor chequera) y reclamar inversiones en sectoriales de salud, saneamiento básico, vías, educación, vivienda, seguridad, generación de empleo e infraestructura para la prosperidad de las regiones.
Debe saber el mandatario de los colombianos que los mejores réditos para el país están en construir diálogos, tender puentes y articular el poder público en sus diferentes esferas, municipal, departamental y nacional, sobre todo en estas instancias de gobierno, cuando la seguidilla de alzas a la gasolina para cerrar la brecha del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles tiene un costo en la popularidad de su gestión de más de un año, lo que indefectiblemente pasa factura, aunque sea sano para las finanzas públicas.
Son muchos los factores que se sobreponen a la voluntad de un gobierno de acertar y encaminar a la nación por destinos seguros, como lo demuestran las reformas sociales, porque hay intereses arraigados en las élites y grupos económicos que lo impiden, como es el caso de las EPS, no obstante, a la crisis de la salud, bien explotable que se maneja como una mercancía, donde desapareció el concepto de paciente por cliente y sigue campante el paseo de la muerte.
Además de estar convertida la salud en un negocio y ad portas de un paro de maestros que podría decretar Fecode por desacuerdos alrededor del Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio Fomag, el presidente Petro rema en contra de decisiones de la Corte Constitucional que le echó atrás la emergencia económica, social y ecológica de La Guajira después de crear el Instituto para la Gestión del Agua en la península, donde los wayúu se mueren de sed, flagelados por la hambruna, la contaminación del carbón y la desnutrición infantil.
No es sensato que el alcalde electo del distrito capital, Carlos Fernando Galán, se oponga al tramo subterráneo del Metro de Bogotá, proyecto al que le apuesta el presidente Petro y que financiará 100% con recursos de la nación, he ahí el primer encontronazo para desventura de los bogotanos, de quien logró que la tercera fuera la vencida, pero más vale un mal arreglo que un buen pleito. Es la lectura de unos comicios a la luz pública porque el talento oculto no trae reputación.
Por: Miguel Aroca Yepes.