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Lázaro Araujo y Juan Cotes, de La Paz a Manaure (I)

Cada noche que converso con mí papá Aquilino Alejandro Cotes Calderón (94 años) me convenzo más de la tranquilidad y la sobriedad que la gente tenía de la vida, de su familia y de sus contertulios.

Pareciera que se vivía mucho mejor 90 o 100 años antes que ahora cuando en un suspiro podemos comprar lo que queremos o llegar de un lado a otro, por muy distante que sea el extremo.

Inclusive, las comodidades ahora son tan exageradas que dentro de pocos años -al menos en algunos países- una persona podrá enviar el carro de regreso a su casa, sin chofer.

Lo que se entiende es que muchos jóvenes y adultos (de ahora) no saben que hace más de cinco décadas por los pueblos de La Paz, Manaure, El Molino, San Juan y Villanueva se movilizaban a su antojo puñados de coterráneos: en total tranquilidad y muchos de ellos tenían de la vida una gran ingenuidad.

Cuenta mi papá que uno de esos personajes que conoció y trató en sus años mozos fue a Lázaro Araujo, padre del ex Gobernador Alfonso Araujo Cotes, quien se la pasaba más en Manaure que en su tierra chica La Paz.

De Lázaro Araujo guarda recuerdos y anécdotas. Era alto, bien parecido y un gran hombre, de los pocos que han servido en la región, dice. Fue un conservador racial, tanto, que el azul era su vida. Sin embargo, su hijo Alfonso se convirtió de la noche en la mañana en el Liberal más emblemático de la región, con Alfonso López Michelsen.

Recuerda que a Lázaro le criticaron en su época la vez que compró un carro marca Willis, para transportarse entre La Paz y Manaure, porque no le hacía un chance a nadie. El día que llegó a Manaure en su carro la gente lo miraba de reojo.

Cuenta mi papá que un día iba (a pie) con Juancho Martínez y dos personas más, de Manaure para La Paz, y divisaron el carro de Lázaro Araujo. Lázaro detuvo el carro y llamó a mi papá, le dijo: “móntate Aquilino, a ti te llevo, pero a los otros no, porque yo casi no se manejar y me preocupa que pueda tener un accidente…”. Desde ese día se supo la razón de no darle un chance a todo el mundo.

Lázaro era tío político de mi papá, pues su esposa era Rosario Cotes Oñate hermana de su papá Alejandro. Con ella tuvo cuatro hijos: Alfonso, Joaquín, Rosanadia y Ramiro. Recuerda a la prima Rosanadia, “yo la retrato cuando nos encontrábamos en La Paz y Manaure, con qué alegría me abrazaba y hablaba, igual con Alfonso que se tomaba sus traguitos escondidos de Lázaro Araujo, gente sana y familiar”, dice.

Cuenta que su tía Chayo fue una mujer de buen tipo, noble, una de las mujeres más decentes que ha conocido y con una gran humildad.

De estos personajes tan pintorescos también recuerda a Juan Cotes, su pariente, el papá del médico Lucas Cotes. Era la misma época de Lázaro Araujo, de Facundo Murgas y Margarita Cotes, Amador Ovalle y ‘La Niña’ Lola Muñoz, pero el espacio se acabó, hasta la próxima semana.

 

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