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Las voces que unen familias

EL PILÓN hace un reconocimiento especial a los locutores en su día y exalta la labor permanente que por décadas han desarrollado en la radio cesarense, convirtiéndose en un miembro más de las miles de familias que conviven con la radio.

Informan, entretienen, comentan, avisan y venden mensajes que se convierten en parte integral de la cotidianidad, al punto de ser reconocidos con solo pronunciar una sílaba. En Valledupar la oferta radial ha crecido, especialmente en la frecuencia FM, dejando un poco relegada la AM, que aún se preserva con dos de las tradicionales casas radiales (Guatapurí y Cañaguate), escuela de locutores que han visto pasar generaciones.

En la radio local existen voces tradicionales y familiares que hacen parte de los hogares vallenatos. Julio de la Rosa, William Rosado, Álvaro Torres Yepes, Gustavo Enrique Morales, Rafael Infante Moreno, Jaime Pérez Parodi, Gustavo Cuello Díaz, José Luis Parada, Antonio Álvarez Romero, muchos de ellos periodistas, que sumados a los locutores que animan las emisoras de FM, conforman las voces que unen familias enteras. Precisamente en este mismo espacio editorial se aseguraba que esta es una zona donde prima la tradición oral que ha sido alimentada por la radio, donde los locutores tienen un gran aporte.

De las recordadas radionovelas se pasó a los programas de entretenimiento, franjas noticiosas, musicales, culturales y de orientación político o religiosa, planeadas con un solo propósito: ayudar a construir sociedad con miras al bien común. Por eso se puede afirmar que gran parte de la historia de Colombia ha estado ligada a la radio, donde los locutores han jugado y siguen jugando un papel fundamental, tal como sucede a nivel local o nacional. Se reconoce la cobertura, inmediatez, uso y acceso a la radio, ventajas frente a otros medios, incluidos los impresos.

Las voces de los locutores, que pareciera que se extinguen atraídos por el mundo periodístico, donde se pueden confundir sus funciones, permiten que exista sentido de pertenencia en los ciudadanos porque a través de las ondas sonoras atraviesan fronteras, mueven voluntades y promueven opiniones e ideas espontáneas y auténticas.

En Colombia esta celebración tiene un tinte muy católico, debido a que el 24 de marzo fue el día en que el Arcángel San Gabriel le anunció a la Virgen María que en nueve meses nacería Jesús. Es este mismo significado el que debe invitar a los locutores que aún persisten y sobreviven en el mundo de la radio a conservar sus estilos, con responsabilidad y respeto.

Categories: Editorial Opinión
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