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¡Las universidades pasan al tablero!

Entre las muchas formas de superación personal, sin lugar a dudas, la educación ocupa un puesto privilegiado toda vez que, con ella, se tiene la posibilidad de ejercer un cargo público, iniciar un negocio productivo, acceder a cargos de elección popular, etc. Por lo que podríamos concluir que la educación ofrece en el mundo globalizado de hoy, mejores posibilidades competitivas; no obstante, la proliferación de instituciones educativas que funcionan sin el lleno de los requisitos legales mínimos –conocidas como “de garaje”-, caracterizadas por ofertar programas educativos que no cuentan con ninguna acreditación, y acompañadas de una variada gama de actos de corrupción administrativa, constituyen el Talón de Aquiles de la oferta educativa en nuestro país, al punto que pareciera que no existe por parte de la sectorial, un control real y efectivo que las ponga en cintura.

Con beneplácito vemos que finalmente el Ministerio de Educación se está ocupando del tema, y es así como ha encontrado irregularidades en varios centros universitarios del país, ejerciendo el control legal, y tomando los correctivos necesarios para asegurar los niveles mínimos de calidad en todos y cada uno de los programas que desarrollan, y sobre todo, vigilando que la platica que pagan los estudiantes, no se desvíe, sino que sirvan para el fortalecimiento académico.

Ahora bien, es necesario que las intervenciones y correctivos que se tomen por parte del Gobierno Nacional, den los frutos esperados, pues de lo contrario todo quedará reducido a un espectáculo mediático, y seguiremos con el lastre de ser uno de los países más rezagados en educación superior a nivel mundial.

El presidente Santos ha puesto especial énfasis en el tema de la educación, a través de diferentes programas tales como “ser pilo paga” becando a estudiantes de probada capacidad y con escasos recursos económicos, para que adelanten sus estudios universitarios en el exterior. Es un esfuerzo loable, que contribuye al mejoramiento de los estándares educativos. Pero hace falta más, mucho más, pues se hace necesario que las universidades públicas se metan en el cuento de promocionar a sus docentes para que tengan la posibilidad de cursar maestrías y doctorados en universidades de reconocido prestigio, pues ello, redunda en beneficio de la estructura académica de sus docentes, y a la postre, se lograría un mejor posicionamiento en el ámbito nacional, lo que a su vez incrementaría la demanda, pues se lograría una oferta educativa de calidad.

El posconflicto traerá consigo, que se gaste menos en armas, y mucho más en educación; ello permitirá que las propuestas planteadas, no se queden en buenos deseos, sino que se traduzcan en realidades concretas.

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