Por Gustavo Cotes Medina
Con el aval del Gobierno Nacional, la Cámara de Representantes tomó la decisión de mantener las regalías directas para productores y territorios de transporte. De acuerdo con la ponencia que se aprobó, las regiones productoras y portuarias tendrán derecho a participar de las regalías y compensaciones en el porcentaje que defina la ley, sin perjuicio de su acceso a los recursos provenientes de la creación de los cinco fondos que contempla el Acto Legislativo.
Todo parece indicar que se está avanzando en la dirección correcta con las zonas productoras o que facilitan su territorio para el transporte. Los líderes de esas regiones están proponiendo que se haga la nueva distribución a partir de los mayores producidos por las regalías, especialmente con la minería y los hidrocarburos. El alcance del Acto Legislativo señala que se orientará la inversión en proyectos de gran impacto regional, como La Mojana.
El Gobierno dio una muestra de su buen juicio y ecuanimidad al mantener las regalías directas como fuente de financiamiento para crecer con armonía y construir esperanzas con base en la riqueza oculta en el subsuelo del país, regalo generoso de la naturaleza.
Ahora, corresponde a los líderes de las regiones productoras mostrar su grandeza y talante para administrar correctamente las regalías, sin corrupción, con efectividad en el uso de estos fondos donde sean socialmente necesarios y convenientes, apoyados siempre en la mano extendida y el pulso firme del Estado en la función de prevención y castigo.
Para responder al crecimiento de las regalías directas con el aumento de la producción del carbón en los próximos años, se necesita la modernización del sistema férreo nacional que presenta un retraso tecnológico de casi cien años, que no le permite al país avanzar con la velocidad que debiera en su competitividad y en su integración regional. Esta debilidad es un limitante importante para afrontar los tratados de libre comercio, especialmente con Estados Unidos, Canadá y China.
Para superar la enorme brecha que separa los ferrocarriles nacionales con un sistema férreo moderno, es necesario reconstruir la red ampliando la actual trocha angosta para transformarla en una estándar, modernizar las viejas locomotoras para lograr mayor velocidad, capacidad y estabilidad e implementar sistemas de trenes de cercanías.
Es claro que la reconversión de la red de ferrocarriles tiene un costo alto para el país, pero es menor que no tener una red moderna en el mediano plazo. Colombia dispone sólo de 3.468 kilómetros de red férrea.
La modernización de la red permitirá realizar un mejor aprovechamiento del transporte multimodal al sincronizar puertos, aeropuertos y carreteras, el país se posicionaría como centros de conexiones continental y mejoraría su integración nacional e internacional al transportar una mayor cantidad de mercancías en menor tiempo.
Además, la posición geoestratégica de Colombia podría aprovechar el potencial del tren para transportar mercancías del Pacífico al Atlántico y viceversa. Esperamos confiados que al finalizar el Gobierno Santos, al país no “lo deje el tren”.
AGREGADO:
Desde esta columna celebramos complacidos la inauguración de la primera etapa de la represa del río Ranchería, que se convertirá en la despensa agrícola del pueblo guajiro, la solución de acueductos a nueve municipios y agua de riego para más de 18.000 hectáreas. Además, es un ejemplo claro de una inversión productiva de los recursos de regalías, y aseguraron la financiación para la segunda etapa. Desde el pasado 27 de Noviembre, el viejo sueño de los abuelos guajiros, hacedores de historia, se convirtió en realidad.
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