X

Las prioridades

Un titular de primera página de este diario del pasado miércoles me dio el tema para esta columna. Dice el encabezado ‘Gobernación asegura que no adicionará recursos a obra en el mirador de Santo Ecce Homo’.                                       

Mi posición no busca hacer señalamientos personales o politiqueros, los cuales no me interesan, sino más bien evidenciar la existencia de una cultura  perversa y vanidosa, siendo una de sus características la banalidad,  lo que es más notorio e inaceptable mediando los altos índices de pobreza.

El meollo del asunto es que se dejan de lado a las prioridades.

Esto nos indica que son débiles la existencia de valores sociales materializándose   en despilfarro y, claro, en corrupción. 

Hay muchas formas de expresar lo que es una prioridad, pero la sociedad ha construido frases que enuncian, valor entendido de por medio, el sentido de la idea, por ejemplo, al expresar “primero lo primero” todo el mundo capta de lo que se trata.  En un hogar lo primero lo constituyen la alimentación y salud, son los de mayor prioridad, y es así que se construye un orden que cada circunstancia indicará, en la cual, por supuesto, lo suntuario es lo último. Si no ocurre así, las cosas no irán bien. 

También suele suceder en las comunidades, pobres en las cuales un aporte oficial para apoyar a una fiesta patronal   puede resultar   lo más importante, pero impide adquirir una incubadora o respirador para la unidad de salud. Se mueren las personas, pero que importa, si en la caseta se presenta el artista de moda. Eso se llama inversión de prioridades, o simplemente indolencia.

Podría mencionar varias de esas pifias a nivel nacional, pero a la mano y sin ir muy lejos encuentro abundancia de muestras y una de ellas es precisamente lo del mirador del cerro del Ecce Homo, así también el de La Casa en el aire, el Centro de la Cultura Vallenata, la remodelación de la plaza Alfonso López y pare de contar, pues no es una enumeración exhaustiva sino indicativa. 

Son cientos de millones de pesos de lo que estamos hablando invertidos en iniciativas que no producen mejor estar a la ciudadanía y que por el contrario restan a la necesaria inversión en lo social. 

En qué estarían pensando, ¿cuál sería la motivación, de quienes prohijaron las obras del cerro?  ¿Devoción, turismo?                                                                 ¿Qué necesidad había de intervenir la plaza Alfonso López? Qué cosa es la casa en el aire, qué se perseguía con esa obra, inútil mole de cemento. Y que tal la faraónica obra del denominado Centro de la cultura vallenata. 

Mal sumados hay allí en total más de medio billón de pesos y Emdupar en crisis total, por ejemplo. 

Ojalá no se sigan dilapidando los fondos públicos. ¡Dios existe!

Por: Jaime García Chadid.

Categories: Columnista
Jaime_Garcia_Chadid: