Anticipo que solo frustración y desesperanza traerá la ‘petrogira’ al Pacífico de la semana pasada. El gobierno del cambio anunció inversiones multimillonarias que todos quisiéramos se concretaran, pero que sabemos jamás se realizarán con este equipo de gobierno y su ineptitud e inexperiencia. Ejecutar es, sin duda, la labor más compleja de gobernar. Y lo más fácil es hacer anuncios y ventilar sueños que el propio Petro sabe no se cumplirán. No es solo la falta de recursos, que por definición son escasos, sino toda una labor que arranca con la priorización, las asignaciones presupuestales y sigue con la elaboración de los diseños técnicos; luego, los complejos procesos de contratación, de licenciamiento y de las consultas previas que toman años.
El Petro que llegó al Pacífico más bien parecía un candidato en campaña. Todos coincidimos en que en el Pacífico, como en ninguna otra región, falta mucha inversión social, muchas obras de infraestructura y muchas oportunidades de bienestar y desarrollo. Pero cuando reclamó que nadie había hecho nada nunca, debería incluir a su gobierno de primero. Me resulta forzoso recordarle que en el gobierno Santos, siendo yo coordinador de la infraestructura, impulsamos históricas inversiones en el Chocó que ejecutamos con enormes dificultades económicas y logísticas. Entre las muchas se concretó una inversión de más de 250.000 millones en el aeropuerto de Quibdó, en donde se ampliaron la pista y la terminal y se construyó un complejo de servicios con hotel, centro de convenciones, centro comercial y biblioteca pública. Me imagino que Petro jamás fue al antiguo aeropuerto.
También mejoramos las pistas de los aeropuertos de Nuquí, Bahía Solano y Capurganá. Invertimos más de 820.000 millones en 230 km en la carretera Quibdó-Medellín y más de 230.000 millones en la de Quibdó-Pereira, se construyó el malecón de Quibdó y se intervino el río Jiguamiandó, por solo mencionar algunas. Y en materia de vivienda, entregamos 2.800 gratis en Quibdó, Tadó, Istmina, Bahía Solano, Carmen de Atrato, San José de Palmar y Unión Panamericana. Y en acueductos y alcantarillados avanzamos como nunca antes, llegando, en el caso de Quibdó, a coberturas del 82 % y del 100 % en Acandí, entre decenas más. Que falta mucho y la región lo merece todo. Por supuesto. Pero no es a base de odio, mentiras y confrontación como se van a resolver los problemas y a avanzar.
En el inventario de lo prometido en esta gira, que será recordada como la más grande burla a una región del territorio nacional, después de aquella de la emergencia protagonizada en La Guajira, como por arte de magia Petro revivió el famoso canal interoceánico de Samper, que deberá unir el Pacífico con el Atlántico, entre la bahía de Cupica y algún punto en cercanías de la desembocadura del río Atrato. Este canal, advirtió Petro, podría ser férreo o fluvial o marítimo o aéreo. Porque cualquier cosa cabe en las divagaciones de este ilusionista. Este nuevo proyecto, me imagino, reemplazaría en parte la autopista y el tren eléctrico elevado entre Quibdó y Barranquilla, que prometió en campaña y para el cual luego supimos se destinaría el ahorro pensional de todos los colombianos.
Vaticino que lo único que se cumplirá de todo lo anunciado será el programa de subsidios a más de 9.000 jóvenes del Chocó que se imaginará Petro constituirán la nueva base del partido ya oficialmente convocado, precisamente en esta gira.
Voy a guardar celosamente estas notas y el inventario de promesas y proyectos anunciados. Puedo asegurarles que nada distinto a burocracia y subsidios insostenibles se hará. Y, a estas alturas, me pregunto cuál será el siguiente territorio que será tocado por las alucinantes giras del gobierno del pueblo.
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“El Petro que llegó al Pacífico más bien parecía un candidato en campaña”.
Germán Vargas Lleras