Desde mi cocina
Por Silvia Betancourt Alliegro
El ex presidente Uribe andará escarbando durante todos los días de todos los meses en que el país estará bajo la ley de Garantías, escrutando los rostros de cada uno de los ciudadanos que asistan a sus ‘Talleres Democráticos’ que en manera alguna podrán remplazar sus correrías de ocho años de duración todos los fines de semana, pues ya no tiene la sartén por el mango (eso creo) por tanto, no podrá dar órdenes perentorias a sus empleados pagados por nosotros, tampoco podrá distribuir ayudas monetarias con el dinero de nuestros impuestos.
Quiero saber si se meterá la mano a su bolsillo para distribuir dádivas entre el pueblo que domesticó y adiestró para ser limosnero, lastre del cual Juan Manuel Santos no podrá zafarse.
Creo que sentirá angustia existencial, puesto que no podrá usar doce horas consecutivas la televisión del Estado, aun cuando los propietarios de algunos canales privados le presten algunas franjas de sus espacios por agradecimiento a los servicios prestados.
A propósito, personalmente me beneficié de sus viajes por todo el país, me impuse la rutina de ver cada sábado su puesta en escena y conocí las características físicas, mentales e intelectuales, además de la geografía y las costumbres culinarias de compatriotas que tal vez jamás visitaré de cuerpo presente.
Hasta ahora ignoramos qué tanto logró penetrar la psiquis pública y por cuanto tiempo perdurará, entonces, lo benéfico de su nueva búsqueda es saber la dimensión del daño efectuado; así que debemos hacerle el seguimiento científico para salirle al paso a sus falanges que ahora sin sueldo y sin ley le escoltan para apoderarse del mando en las provincias, que sumadas, son el setenta por ciento del territorio colombiano.
Como el que busca encuentra, me dediqué a buscarle lo benigno a las aspiraciones del ex presidente y hallé una incuestionable verdad: a él le parece que puede –como ciudadano en el ejercicio de sus derechos- recorrer libremente el territorio e inspirar al pueblo que le añora, que los hay, y tal vez así podamos sopesar si fue que él se equivocó por defender a sus amigos que entronizó en los cargos, o si es Lucifer disfrazado de antioqueño.
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