Compartimos la decisión de la Alcaldía de Valledupar de extender por un año más las restricciones de motocicletas los miércoles y las otras prohibiciones de parrilleros, teniendo que así se promueve el uso del transporte público y se disminuyen algunas actividades delincuenciales, principalmente los atracos callejeros.
Sin embargo, este es el vehículo que más utilizan los colombianos, porque les ahorra dinero, tiempo y les da opciones para generar ingresos, por ser una herramienta de trabajo indispensable para diferentes actividades económicas.
Entonces, si bien estas medidas de restricción son buenas, no hay que desconocer el impacto negativo que le genera a una familia tener que dejar de ganar dinero, pagar transporte e incurrir en otros gastos extras para poder suplir ese medio de transporte y no verse obligados a frenar sus actividades diarias.
Las motos son populares en países como el nuestro, y más en ciudades como Valledupar, porque no hay un buen servicio público de transporte masivo. Japón, como uno de los principales fabricantes de motos en el mundo ha mejorado sus sistemas de transporte público y sigue fabricando estos vehículos, pero para venderlos en Colombia, donde al 2017 ya había una moto por cada siete personas en el país, según estadísticas de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia.
Muy bien por los pocos buses que hay en la ciudad, los cuales tienen más ingresos en los días de restricción a las motos, pero son insuficientes para suplir la necesidad de transporte de los ciudadanos que en muchas ocasiones prefieren frenar sus actividades los miércoles y sábados ante todas las dificultades que encuentran para moverse de un punto a otro.
Reconocemos que hay menos trancones con la restricción de ingreso de estos vehículos al centro de la capital cesarense, pero los comerciantes denuncian menos afluencia de compradores. Entonces, ¿Es equitativa la medida? ¿Hay que reformarla? Son interrogantes que se han hecho las autoridades locales y que quedan desvirtuados ante la disminución de accidentes y heridos, la reducción de inseguridad que llega a marcar entre un 37 % -y 40 % los días miércoles, mientras que los sábados registra entre 41 % y 42 % de reducción frente a los hurtos y homicidios. El solo hecho de que el 90 % de los atracos en el municipio se cometan en motos con parrilleros, es una buena razón para la restricción, pero no es una justificación para que no haya controles efectivos de la Policía hacia las diferentes manifestaciones delictivas que afectan la convivencia y seguridad ciudadana.
Entonces, bienvenidas las restricciones, pero de igual forma debería garantizarse un transporte eficiente para la ciudad. La administración municipal y departamental, de la mano de las empresas transportadoras y el Sistema Integrado de Transporte de Valledupar, deben comprometerse a mejorar en el menor tiempo posible el servicio para que esta sea una ciudad más competitiva, con buenas alternativas de transporte y no se afecte tanto el impulso económico solo por una restricción a la circulación de motos.