Las corporaciones como los concejos municipales y las asambleas departamentales surgieron con el propósito de fortalecer la democracia a través de la representatividad y la variedad de voces. Es decir, para que tengan espacios los rojos y los azules, los aliados y la oposición, los de derecha y los de izquierda. Es su razón de ser, además de ejercer control político a las administraciones locales.
Por eso resulta preocupante las denuncias que surgieron durante la semana en varias ciudades del país, desde Bogotá hasta Valledupar: sectores políticos mayoritarios, hicieron uso de hegemónica creatividad para que la oposición no tuviera espacio en la conformación de la Mesa Directiva.
En Valledupar, por ejemplo, el partido de La U se declaró en oposición y el concejal Manolo Fernández fue escogido vicepresidente del Concejo a pesar de que le hizo campaña a Ernesto Orozco, actual alcalde de Valledupar.
Aprovechar las mayorías para aplastar a los que piensan diferente no es democrático y debilita la pluralidad política, de por sí ya golpeada en un departamento como el Cesar. La práctica se extendió por todo el país, en nuestra comarca se extendió hasta La Guajira. Ya de por sí se sabe que se esas coaliciones también nombran a contralores dependientes, pero más que de los cuerpos colegiados de los mandatarios de turno.
En regiones como estas en que los órganos de control están ‘controlados’ por políticos amancebados en un solo gran bloque de gobierno no hay respiro la oposición.
Pero también ha sido noticia en el departamento del Cesar las polémicas alrededor de la elección de los personeros. A pesar de que es un concurso de méritos, es decir, el mejor calificado debe ser el elegido, abundan las denuncias de fraude.
¿Acaso resulta imposible organizar concursos para ocupar cargos públicos sin que estén bajo cuestionamientos de corrupción? Las acusaciones, escándalos, ataques, malas prácticas, solo espantan del ejercicio público a los que quieren hacer las cosas de forma transparente.
Panamericanos. El Gobierno amplió el golpe
Se van conociendo documentos: la ministra de Deportes Astrid Rodríguez, una docente de la Universidad Pedagógica de Bogotá cuyo mérito deportivo fue hacer unas publicaciones sobre deportes, y sin experiencia de servicio público alguno, fue nombrada ministra (en reemplazo de María Isabel Urrutia cuyo mérito había ser medallista olímpica de pesas , pero no había organizado nada), hace 3 meses en acta de reunión con su propia firma dijo que el Ministerio ya tenía los US $ 8 millones listos; el exministro de Hacienda José Antonio Ocampo aseveró que estaban presupuestados pero no concibe la desidia del Ministerio; y una carta de la Alcaldía de Barranquilla en que además de advertir que se debe pagar por las consecuencias graves que implicaría no hacerlo, señala que las otras capitales de la Costa, entre ellas, expresamente, Valledupar, como lo había solicitado el gobierno, podrían ser subsedes de algunas disciplinas. Ya no solo Barranquilla. Ya sabemos que el gobierno no pagó el pasado 30 y amplió la desilusión a toda la Costa.