Federico Ríos Escobar les habla fuerte, les grita y les pide que hagan silencio. Las cámaras obturan en ráfaga. Todos toman fotos y hablan al mismo tiempo, nadie lo escucha hasta que Diva Estella Achiota, una abuela ticuna del Amazonas, que está participando del taller fotografía que dirige Ríos, se levanta, se dirige al centro del salón y con una seña los hace poner en silencio. La abuela saca unas cartas que se llaman el tarot de la selva, las pone en el piso y poco a poco los sumerge a todos en un ejercicio de meditación con el que logra dar inicio al taller de fotografía documental.
Aunque no se conocían y era la primera vez que estaban juntos, los 36 participantes del taller tenían cosas en común, una cámara fotográfica, imágenes de la construcción de paz en sus territorios y deseos de aprender y compartir con los maestros del taller: Federico Ríos Escobar, colaborador del New York Times, y el experimentado fotoperiodista Jesus Abad Colorado.
El taller fue en el antiguo ETCR de Tierra Grata, en Manaure Balcón del Cesar, y ocurrió entre el 7 y el 12 de octubre de 2021. Fueron días de trabajo intenso, en medio de un clima extraño, que se debatía entre el calor y la lluvia constante en la imponente Serranía del Perijá.
Participaron, además de abuela ticuna del Amazonas, un joven de la Escuela Audiovisual de Belén de los Andaquíes (Caquetá), un periodista de El País, de Cali (Valle), una realizadora audiovisual indígena de Maicao (La Guajira), una fotógrafa del Colectivo Maloca Joven, de San José del Guaviare (Guaviare), una estudiante de la Universidad de los Andes, de Bogotá, y diez personas en proceso de reincorporación, de siete antiguos espacio de capacitación y reincorporación, ETCR, que pertenecen al Colectivo Miradas, que agrupa a firmantes del Acuerdo de Paz que tienen talento para la fotografía.
Los miembros Miradas, quienes vivieron la crueldad de la guerra, han sido testigos de excepción del proceso de reincorporación durante estos cinco años del Acuerdo de Paz.
DÍA UNO
Aprovechando el silencio logrado por Diva, Federico Ríos tomó la palabra de nuevo: “A este taller no se viene a aprender a manejar una cámara o el zoom”, dice el autor del libro Verde, en el cual retrató a las Farc por diez años. “Aquí no se viene a aprender matemáticas -que la fotografía operativa es esencialmente matemática-, sino a entender un concepto de lo ético y de un balance de la fotografía entre lo ético y lo estético. En los siguientes cuatro días vamos a reflexionar acerca de lo que es periodismo, la propaganda, la fotografía documental; vamos a reflexionar sobre cómo acercarnos de forma respetuosa a las comunidades, cómo fotografiar de forma respetuosa y cómo evitar fotografiar a quien no quiere ser retratado”.
Si bien el taller no fue técnico, sí hubo bastante trabajo de campo. Durante los días del taller los participantes se dividieron en grupos y trabajaron en proyectos de fotografía documental que permitieron ver, no solo el proceso de reincorporación en el espacio de Tierra Grata, que fue el escenario del taller, sino también otras miradas sobre la cotidianeidad de comunidades vecinas, indígenas y campesinas, que se han relacionado estos cinco años con los excombatientes que dejaron las armas hace cinco años para apostarle a la paz.
CADA VIDA CUENTA
En una pausa del taller, Federico Ríos reflexiona con un grupo de jóvenes acerca del Acuerdo de Paz. “Para mí -dice- silenciar el ruido de los fusiles de más de 13.000 guerrilleros es un logro monumental; es claro que hoy truenan menos que antes, y este es un paso, y como en cualquier carrera, cada paso cuenta. La gran mayoría de los firmantes del Acuerdo se mantiene firme en su voluntad de no regresar a la guerra, y qué yo tenga entre los participantes de este taller a excombatientes que llevan cinco años sin tocar un arma, para mí es un logro tremendo, porque cada vida cuenta”.
Para Ríos, uno de los ejercicios más valioso de este taller es el tema de la memoria: “Es importante que estas personas que se están formando en fotografía regresen a sus territorios a seguir contando lo que realmente sucede. Me parece fundamental que sean ellos mismos quienes ayuden a construir una memoria visual documental”.
Para reflexionar acerca de la validez de la memoria, Ríos recordó que “hace cinco años, los grupos que se oponían a la firma del Acuerdo de Paz decían que los guerrilleros de las Farc estaban viviendo en hoteles cinco estrellas, que el gobierno estaba destinando un dinero muy grande para construir hoteles de lujo para ellos, y lo que muestra la realidad es que tenemos a miles de personas viviendo en barriesuchos de casas de tierra con energía eléctrica intermitente, sin acueducto ni alcantarillado”.
INTERCAMBIO CULTURAL
La líder del Colectivo Miradas, Ginna Parra, explicó que cada fotógrafo que participó del taller pertenecía o bien a un colectivo de comunicaciones, como Miradas, Movimientos de Fotógrafos o la Loma Producciones, o bien a una forma asociativa de algún ETCR como La Elvira, Iconozo, Caldono, Carrizal, o NAR como Darío Gutiérrez, Algeciras, entre otros, lo que garantizaba que detrás de cada uno de ellos había un proceso, lo que hizo el ejercicio mucho más interesante.
Este encuentro fue posible gracias al apoyo de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, el PNUD, la embajada de Noruega y la Unión Europea y el Fondo Europeo para la paz, entre otras organizaciones, que sumaron esfuerzos para reunir, no solo a fotógrafos firmantes del Acuerdo de Paz, sino a reporteros gráficos comunitarios, universitarios, y de diferentes corrientes y colectivos que tienen en común el amor por la fotografía y su deseo de apoyar la construcción de paz en Colombia.
Ever Mercado, un joven fotógrafo de Buenaventura, agradeció a las instituciones de cooperación internacional por esta oportunidad, que “permitió compartir las visiones de, como, desde cada punto del territorio, vemos la paz y la construcción de un nuevo país que creemos posible en un futuro”. Marco Guevara, fotógrafo y firmante del acuerdo de paz, coincidió y agradeció “el ejercicio que permitió replantear qué queremos contar, por qué lo que queremos contar y cómo queremos narrarlo, teniendo en cuenta que somos ahora testigos del proceso de paz”.
“Una de las fortalezas de este taller -dijo el experimentado fotoperiodista Jesus Abad Colorado- es la oportunidad que le están brindando a estas personas de juntarse desde distintos espacios del país y con gente tan diversa, que viene con muchos aprendizajes, con muchas ganas de aportarle a la construcción de la paz del país, para, desde cada uno de sus espacios, narrar, hacer memoria, compartir y aprender. Ojalá que en Colombia la fotografía sea una forma bonita, no solo de dejar testimonio, sino de generar reflexión en un país que necesita mirarse en su espejo roto”.
Por: Jorge Quintero