“Los vocales de control tratamos de fortalecer los lazos de la comunidad con principios y valores: usted no va a ver a un vocal de control fomentando a la comunidad que tire piedras, que queme llantas. Utilizamos el marco de la ley para ejercer el control social”, es la consigna de los vocales de control.
Ellos son más conocidos en los barrios periféricos del Cesar, donde se viven las luchas por mejores servicios públicos que en el ruedo político y prefieren la silla del medio en todas las discusiones. Conocen de las normas y se les ve defendiendo a las comunidades con la simple premisa que de exigir derechos cumpliendo los deberes.
En el Cesar la tarea es compleja. En el departamento hay 1.098.577, décimo quinto con mayor población en el país. Bajo la pregunta de cómo vivimos, el Dane determinó que el 96.3 % de los colombianos tiene acceso a la energía eléctrica.
Justo, de Electricaribe reciben la mayor cantidad de las quejas. “La principal lucha en el departamento ha sido el abuso y atropello que ha cometido la empresa con los usuarios: falsos positivos como lo llamamos, con el tema de inventarse supuestas irregularidades y altos consumos”, explica Aníbal Benítez Pérez, vicepresidente de la Confederación nacional de vocales de control y comité de desarrollo y control social, Confevocoltic’s.
IRREGULARES EN SERVICIOS
Sin duda, una de las brechas sociales por solucionar es la cobertura de agua potable, que en el Cesar es de 84,6 %, por eso ocupa el puesto 14 entre 32 departamentos.
“Municipios que cuentan con una empresa de servicios públicos y saneamientos básicos donde la mayoría no cuentan con esa agua que debe ser potable 100 %, pero siguen facturando el servicio como si fuera eficiente, como lo establece la ley”, acusa Aníbal Benítez Pérez.
Sin embargo, su fin no es enfrentar las empresas, ni hacerse enemigos de ellas. Prefieren jugar de defensores e intermediarios entre la comunidad y las empresas que prestan servicios públicos en el Cesar.
“Hemos logrado mejores cosas para las comunidades, teniendo buenas relaciones con las empresas. Antes se les decía a los usuarios ‘no pague sus servicios públicos’. Entonces eso en realidad lo que genera es un ambiente negativo para todo el sistema. A partir de allí, con la aplicación de la ley, entendieron que usted puede pagar los servicios públicos pero también puede reclamar”, asevera Erney Galván, vocal de control.
En Valledupar existen seis comités de Control y desarrollo social, uno en cada comunidad, cada comité tiene un vocal de control. Pero además, los vocales de control de Valledupar cuentan con un espacio llamado ‘La casa del usuario’, donde reciben a diario hasta 20 personas con quejas, pero que también son capacitadas.
“El vocal de control juega de intermediario entre los usuarios y las empresas para generar tejido social, en esa proyección de empoderar a los usuarios de sus derechos y deberes”, señala Benilda Beleño, también vocal de control.
Por: Deivis Caro / El Pilón