Maduro y sus asesores están cruzando las líneas rojas y se dirigen a la dictadura por un camino lleno de incertidumbres, represiones a las marchas, intimidaciones, muertes y un futuro incierto que tiene una sola salida digna en el marco de una democracia representativa y valiente donde convocar a elecciones es la única solución.
Las imágenes del primer mes de convulsiones fueron dramáticas y están indicando claramente que Venezuela está ubicado en un punto de no retorno. La dictadura se apoderó y está arropando a nuestros apreciados vecinos. Están entre la cobardía de los militares mercenarios y la valentía desarmada de las personas que piden un cambio en su país para que las generaciones futuras tengan una patria donde vivir, pero se chocan con la muerte. Hasta ahora el saldo es de 36 muertos y centenares de heridos y detenidos ¿Cuántas víctimas más se necesitan para pasar la página dolorosa de una dictadura cruel y humillante?
Las marchas chavistas gozan de todas las garantías y de la protección de las autoridades. La perseverancia y la presión internacional hacen parte de la solución para enfrentar a un gobierno inepto e incapaz. Es una lucha contra un régimen que perdió la razón en donde lo deseable sigue siendo el diálogo constructivo entre Gobierno y la oposición. ¡Está de por medio todo un país y el futuro de Venezuela, que se hunde en una severa crisis económica y social! Es necesario mantener el equilibrio entre los líderes opositores para que las marchas no sean consideradas como oportunistas y distractoras.
La programación de nuevas marchas de protestas para esta semana está indicando que las fuerzas opositoras están intactas en medio de una lluvia de bombas lacrimógenas y fuertes recriminaciones entre Gobierno y oposición. La revolución Bolivariana fracasó y la suma de las actuaciones desmedidas de los colectivos chavistas, brazo armado de la represión, los cacerolazos, la presencia de la mujer, los adultos mayores, los violinistas, la polarización del país y sobretodo los estudiantes, con una fuerza moral difícil de medir, mantienen la llama de una lucha desigual, pero digna, donde la presión de la OEA y la Comunidad Internacional deben juagar un papel de primer orden.
Hoy, el Gobierno de Maduro está empujando una constituyente con el país en contra, con un país polarizado que tendrá un efecto negativo en Venezuela. Con las cortinas de humo que nos tiene acostumbrado, Maduro está alegando que la salida de la OEA es una notoria injerencia de los países que la conforman. Colombia, con las salidas desesperadas de Maduro, no debe caer en la provocación y buscar en la diplomacia la única salida. La vida de miles de nuestros amigos venezolanos está en peligro. Venezuela, con la inflación más alta del mundo, necesita salidas inteligentes, pensantes y escalonadas.
Por Gustavo Cotes Medina