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Las intromisiones de Chávez

Venezuela, América Latina, incluyendo Colombia, y el mundo se han acostumbrado a los excesos verbales del Presidente Hugo Chávez, estos son algunas veces superfluos pero otras veces realmente irresponsables.
La campaña presidencial en Colombia no ha estado exenta de los comentarios e inexactitudes de Chávez, quien no desaprovecha ninguna oportunidad para pontificar sobre lo divino y lo humano, tanto de su país como del nuestro y de cualquier país o gobierno que se le antoje.
Y en los últimos días Chávez la ha emprendido contra uno de los candidatos a la Presidencia de la República, Juan Manuel Santos, por el Partido de la U; contra quien tiene una animadversión muy conocida desde hace años. Ahora Chávez no baja a Santos de “mafioso”, “pitiyanqui”, “Lacayo del Imperio”, entre otros epítetos.
Para nadie es un secreto que Juan Manuel Santos, desde antes de ser Ministro de Defensa, ha sido un crítico del Presidente Chávez y ha cuestionado la política armamentista de Venezuela y también la actitud inexplicable de ese gobierno frente a organizaciones como las FARC y ante hechos como los secuestros y las extorciones de las cuales han sido víctimas en la frontera común, tanto colombianos como Venezolanos; y el Presidente Chávez ha expresado, desde hace años, públicamente su animadversión a Santos Calderón.
Además, Enrique Santos Calderón, hasta hace poco director del diario EL TIEMPO, también ha sido critico del gobierno del presidente Chávez y principalmente de su actitud de atropello frente a los periodistas y los medios de comunicación de ese país.

Chávez no gusta del ciudadano Santos, Santos tampoco de Chávez, quizás, y cada uno está en su derecho, como se dice popularmente nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo; esos son asuntos personales, otros son los asuntos de Estado y entre los dos pueblos y lo anterior no le da derecho a Chávez para vetar a Santos Calderón como opción para llegar a la Presidencia de su país.
Lo último     que ha dicho Chávez es que los colombianos tienen derecho a escoger a un gobierno decente, entre  cualquiera de los candidatos, menos a Santos. Totalmente absurdo e inaceptable.
Desde estas páginas hemos defendido unas relaciones con Venezuela basadas en la prudencia, la autodeterminación y la hermandad de estos dos pueblos; pero los acontecimientos de los últimos días son verdaderamente reprobables. Ayer el Presidente de Venezuela afirmó, nada más ni nada menos, que si el pueblo colombiano elige a Juan Manuel Santos como Presidente de la República para suceder a Álvaro Uribe Vélez, el cerraría el comercio con nuestro país. Ya esto es el colmo.
El gobierno colombiano debe protestar de manera enérgica frente a estas declaraciones del Presidente venezolano, que ya le dieron la vuelta al mundo, y que consideramos, sin lugar a dudas, que constituyen una intromisión en los asuntos internos de nuestro país. Este tema debe ser objeto de protesta ante la Organización de Estados Americanos, la misma Organización de las Naciones Unidas y toda la comunidad internacional. El Señor Chávez no tiene ningún derecho a manifestarse en pro o en contra de ninguno de los actuales candidatos a la Presidencia de la República.
Ni más faltaba que los colombianos permitiéramos que un jefe de un gobierno extranjero, así sea un país vecino y hermano, venga a imponerle veto a alguno de los candidatos a la Presidencia de la República.
Estas intromisiones de Chávez en los procesos políticos internos de Colombia, deben ser rechazadas por todos los colombianos y los potenciales votantes deben hacer caso omiso a las declaraciones de Chávez, que sólo buscan interferir de manera malévola el proceso electoral en marcha.
En últimas, cualquiera que gane la Presidencia de la República de Colombia, bien sea el 30 de mayo, si es la primera vuelta, o el próximo 20 de junio, a más tardar, deberá adoptar una política prudente, pero firme, ante el gobierno de Venezuela; una política que defienda los intereses del país, principalmente los económicos y los de la frontera, pero deberá hacerlo de manera digna y dentro del marco de la Constitución Nacional, del respeto a las leyes internas que regulan este tema, teniendo en cuenta a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, al Congreso de la República y el derecho internacional.

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