El Día de los Santos Inocentes es una fecha religiosa que adoptó la Iglesia Católica para recordar las crueles muertes infantiles que según lo asegura San Mateo en el Nuevo Testamento, ocurrieron cuando al nacer Jesús, el rey Herodes ordenó una matanza en Belén para acabar con todos los niños menores de dos años y asegurarse así de que el anunciado Mesías, futuro Rey de Israel, muriera.
Esta fecha fue convertida por la tradición popular como un día para hacer bromas inocentes a los amigos y familiares. Hoy EL PILÓN no hará bromas ni publicará noticias mentirosas para ilusionar a los lectores, si no que hará un recorrido por los 362 días del 2013 que ya pasaron para encontrar las inocentadas que los gobernantes, dirigentes gremiales, políticos, ministros y hasta el Presidente de la República le hicieron a los vallenatos y cesarenses.
Este año los más afectados por esos anuncios ‘inocentes’ fueron los productores, no solo del Cesar sino de todo el país, que a pesar de los paros y de las protestas no lograron que se consolidaran las promesas y los acuerdos que quedaron plasmadas en el famoso Pacto Agrario. Ni qué decir de los vendedores ambulantes de Valledupar que tenían puestas sus esperanzas en el Centro Comercial La Granja que en las últimas tres administraciones han esperado ansiosos el ‘milagrito’. Este año definitivamente se le esfumaron las esperanzas.
La inocentada más prominente fue la relacionada con la seguridad de los habitantes de la capital cesarense, que cansados de tanto atracos, hurtos y raponazos, fueron sorprendidos con una afirmación del Alcalde Socarrás y del Comandante de Policía Cesar, quien dijo que la inseguridad era un problema de percepción. Sin embargo, cada día la percepción aumenta y las cifras lo dicen todo. La seguridad no es una broma.
Ni Santo Ecce Homo se salvó de las inocentadas. Anuncios iban, anuncios venían. Y nada. Su monumento sobre el cerro de las Antenas, situado en la salida a los corregimientos del norte de Valledupar, tampoco fue posible terminarlo este año.
Por los lados del Concejo Municipal la gran inocentada la tuvo el concejal Luis Cabello, quien pensó que iba a sentarse en la silla del presidente, pero sus colegas le jugaron una broma pesada y a última hora decidieron que no sería él, sino Iván Lúquez. Esta fue una inocentada anticipada. ¿Sería por su falta de palabra, que el Alcalde y sus secretarios no tomaron en serio a los concejales y brillaron por su ausencia en las sesiones?
En la Asamblea del Cesar la gran inocentada del año la hizo el diputado Gustavo Guerra, quien sacó pecho y propuso hacerle un reconocimiento al Gobernador del Cesar por su buena gestión. Sus compañeros no comieron cuento y se opusieron a tal proposición, cuando la principal función de la Asamblea es hacerle control político, no agasajos al mandatario de los cesarenses.
El gobernador Monsalvo tampoco se quedó atrás. Desde comienzo de año armó su inocentada con las becas de Fedescesar, que tuvo dos rounds, uno en el primero y otro en el segundo semestre, que finalmente fue apuntalado por una Ordenanza que trató de zanjar diferencias entre la administración departamental y los estudiantes que con protestas y todo no pudieron imponer sus condiciones. Se quedan muchos temas: la gasolina ilegal y su erradicación, la rajada de la educación, el Colegio Loperena y las vueltas que tuvieron que dar para que arreglaran los baños, los indígenas que se tomaron la Gobernación cumpliendo con la minga nacional. Esto quiere decir, que las bromas inocentes no son de un solo día, sino de todo el año. Feliz Día de los Santos Inocentes.