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Las incongruencias el ELN

El ELN mediante un comunicado cínico reconoció su responsabilidad en el ataque a la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá, demostrando que la incongruencia hace parte de su modus operandi. Su acción condenable y repudiable sensibilizó a los colombianos, que al unísono rechazamos con vehemencia el atentado que dejó 21 jóvenes muertos.

Siempre aposté por la terminación del conflicto con las FARC, creo que es lo mejor que ha sucedido en el pasado reciente de Colombia, claramente eso no significa la pacificación del país, pero es una etapa de una extenuante maratón que debemos correr para construir nación y sociedad.

En consecuencia del ataque cobarde del ELN, surgieron un sinnúmero de especulaciones e insinuaciones que encendiendo la polarización en la sociedad, con el sustento de que el atentado serviría de activo distractor para otros temas de interés nacional. Por eso nos asiste ver cada situación con criterio en el análisis y la virtud del pensamiento crítico.
Con sus actos de terror el ELN es el único responsable de la decisión del presidente Iván Duque, respecto de suspender el proceso de dialogo adelantado en la isla de Cuba. Estos hechos se encuentra con la coyuntura de los reveses de los gobiernos de izquierda en varios países de América Latina, los cuales vienen en una cadena de eventos sucesivos entre los que se cuentan, acciones evidentes de corrupción, la muerte de Hugo Chávez en 2013, la caída estrepitosa del precio del petróleo en 2014, el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos, la operación Lava Jato y los recientes movimientos que apuntan al fin de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela.
Los colombianos preferimos que los conflictos sean resueltos por la vía dialogada, no obstante, las lecciones aprendidas con el proceso de paz llevado a cabo con las FARC, merecen ser atendidas por el gobierno del presidente Iván Duque, para evitar que prosperen la violación de los derechos humanos, la distorsión de los contextos que habilitan la posverdad y los caminos para la debilitación de los mecanismos de participación ciudadana para hacer valer sus derechos constitucionales.
El ELN debe entender que los colombianos exigimos el cese al fuego y las hostilidades como muestra consecuente con el reinicio del proceso de paz. Si no lo hacen mantendrán su marca de responsabilidad con el recrudecimiento del conflicto, que a la vez será el estandarte para usufructo político y de fogonazo para mantener a la nación en la incertidumbre. Por lo sucedido añoramos la presencia de nuestra resquebrajada institucionalidad, para que en su conjunto, brinde condiciones favorables para la ciudadanía, solo así es posible apartar a la necesitada actividad política, que con sus expresiones de carácter ideológico nos condena al debate entre optar por la paz, con todas sus complejidades o por la guerra con todo su dolor. @LuchoDiaz12

Siempre aposté por la terminación del conflicto con las FARC, creo que es lo mejor que ha sucedido en el pasado reciente de Colombia, claramente eso no significa la pacificación del país, pero es una etapa de una extenuante maratón que debemos correr para construir nación y sociedad.
En consecuencia del ataque cobarde del ELN, surgieron un sinnúmero de especulaciones e insinuaciones que encendiendo la polarización en la sociedad, con el sustento de que el atentado serviría de activo distractor para otros temas de interés nacional. Por eso nos asiste ver cada situación con criterio en el análisis y la virtud del pensamiento crítico.
Con sus actos de terror el ELN es el único responsable de la decisión del presidente Iván Duque, respecto de suspender el proceso de dialogo adelantado en la isla de Cuba. Estos hechos se encuentra con la coyuntura de los reveses de los gobiernos de izquierda en varios países de América Latina, los cuales vienen en una cadena de eventos sucesivos entre los que se cuentan, acciones evidentes de corrupción, la muerte de Hugo Chávez en 2013, la caída estrepitosa del precio del petróleo en 2014, el ascenso de Donald Trump en Estados Unidos, la operación Lava Jato y los recientes movimientos que apuntan al fin de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela.
Los colombianos preferimos que los conflictos sean resueltos por la vía dialogada, no obstante, las lecciones aprendidas con el proceso de paz llevado a cabo con las FARC, merecen ser atendidas por el gobierno del presidente Iván Duque, para evitar que prosperen la violación de los derechos humanos, la distorsión de los contextos que habilitan la posverdad y los caminos para la debilitación de los mecanismos de participación ciudadana para hacer valer sus derechos constitucionales.
El ELN debe entender que los colombianos exigimos el cese al fuego y las hostilidades como muestra consecuente con el reinicio del proceso de paz. Si no lo hacen mantendrán su marca de responsabilidad con el recrudecimiento del conflicto, que a la vez será el estandarte para usufructo político y de fogonazo para mantener a la nación en la incertidumbre. Por lo sucedido añoramos la presencia de nuestra resquebrajada institucionalidad, para que en su conjunto, brinde condiciones favorables para la ciudadanía, solo así es posible apartar a la necesitada actividad política, que con sus expresiones de carácter ideológico nos condena al debate entre optar por la paz, con todas sus complejidades o por la guerra con todo su dolor. @LuchoDiaz12

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