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Las hazañas irrepetibles de Consuelo Araujonoguera

Consuelo Araujonoguera en entrevista con el periodista Juan Rincón Vanegas. CORTESÍA

Un día jueves primero de agosto de 1940 nació en Valledupar Consuelo Inés Araújo Noguera, la hija de Santander Araújo Maestre y Blanca Noguera Cotes, quien desde muy joven se marcó el camino a seguir, enrumbándose por la música vallenata que investigó y llevó a lugares jamás pensados.

Su amplia hoja de vida registra diversas hazañas que fueron claves para que el folclor vallenato alzara el vuelo desde la provincia y Valledupar se catalogara como ‘Capital Mundial del Vallenato’.

Ella publicó durante 22 años la columna ‘La Carta Vallenata’ en el periódico El Espectador y el 25 de abril de 1986, en la histórica y tradicional residencia de Hernando Molina Céspedes constituyó con 20 personas la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata. A partir de ese momento la entidad ha sido la mejor guía para que el folclor hoy sea Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad. Además, ejerció como Ministra de Cultura en el gobierno del presidente Andrés Pastrana Arango.

Consuelo Araujonoguera dejó un inmenso legado y unas frases cariñosas, sinceras, polémicas y hasta premonitorias, como la expresada hace 50 años: “Con el paso del tiempo el vallenato se impondrá en el mundo”.

Consuelo Araújo Noguera, Alfonso López Michelsen y Rafael Escalona Martínez, los quijotes del Festival Vallenato. Foto JoaquÍn ramirez

Festival de la Leyenda Vallenata

En abril de 1968 nació en Valledupar el Festival de la Leyenda Vallenata, teniendo la vocería de Consuelo Araujonoguera, Alfonso López Michelsen y Rafael Escalona Martínez, con el apoyo de un grupo de amigos que se unieron a esta gran gesta folclórica-cultural. Hoy, este evento que sumó 52 versiones, es Patrimonio Cultural de la Nación.

Precisamente, y sobre ese hecho histórico para la provincia, Consuelo Araujonoguera dejó su testimonio en varias frases:

“Para sacar adelante el Festival de la Leyenda Vallenata han sido indispensables noches de insomnios y días sin descanso para poder hacer todo lo que está hecho, pero hoy podemos decir que, pese a que la tarea no está concluida, hemos logrado rescatar parte importantísima de nuestro pasado histórico y echar las bases de lo que ahora es, sin discusión, la mejor imagen de Valledupar y de lo que los vallenatos somos y representamos ante Colombia y ante el mundo.

El Festival de la Leyenda Vallenata no es una simple reunión de conjuntos típicos de acordeón, de compositores, de cantantes que durante varios días interpretan canciones, sino que detrás de todo eso, que también existe, está latente una poderosa fuerza cultural de hondas raíces y grandes proyecciones que no podían dejarse perecer”.

Su primera máquina de escribir y el libro Vallenatología. CORTESÍA

Cátedra escrita de vallenato

En el año 1973, Consuelo Araujonoguera tuvo a bien presentar su primer libro ‘Vallenatología’, donde dio a conocer el verdadero sentido del folclor vallenato haciendo la siguiente sustentación: “Estas páginas no tienen pretensiones literarias ni intentan sentar cátedra sobre folclor ni crear dogmas acerca de la música vallenata. Me he decidido a hacerlas conocer por tres motivos, para mí suficientes:

Primero, porque uno defiende siempre lo que más ama. Y como, por sobre todas las cosas, yo amo mi música vallenata –con todo su acervo de leyendas, sentimientos y tradiciones que sintetizan mejor que nada nuestra idiosincrasia y razón de ser– creo, con lo poco que sobre ella sé, defenderla de la equivocación de muchos y la ignorancia de las mayorías, que no ven en la música vallenata nada distinto de algo que está de moda.

Segundo, porque la importancia y auge que tiene el vallenato actualmente no permiten mantenerlo más tiempo sin, por lo menos, intentar una investigación sobre los orígenes, fundamentos y razones que lo crearon y lo mantienen.

Y tercero, porque, después de permanecer largo tiempo investigando y reuniendo datos, pienso que no vale la pena dejarlos indefinidamente durmiendo en el cajón del olvido, sino hacerlos conocer, cuando menos para que sirvan a otras personas más idóneas y mejor documentadas que los refuten y contradigan hasta cuando se haga la luz total sobre la verdad completa de la música vallenata. Y valga esta última razón por todas las anteriores”.

‘La Cacica’, Consuelo Araujonoguera

Libro para Escalona

En el año 1988, Consuelo Araujonoguera publicó el libro ‘Escalona, el hombre y el mito’, una verdadera biografía del maestro Rafael Escalona Martínez, donde se describen sus características, personalidad, secretos y sentimientos, para así acercarse al insigne compositor que desde su tierra Patillal marcó el camino que lo llevó a la inmortalidad.

En dicha obra se cuentan las historias y se llevan al pentagrama las canciones ‘La casa en el aire’, ‘El testamento’, ‘Elegía a Jaime Molina’, ‘Honda herida’, ‘La creciente del Cesar’, ‘El mejoral’, ‘La vieja Sara’, ‘El arco iris’, ‘La Patillalera’, ‘La Molinera’, ‘La Brasilera’, ‘El almirante Padilla’ y ‘La Maye’, entre otras.

Habla popular vallenata

Consuelo Araujonoguera escribió en 1994 el libro ‘Lexicón del Valle de Upar’, donde plasmó voces, modismos, giros, interjecciones, locuciones, dichos, refranes y coplas del habla popular vallenata.

Es un verdadero diccionario vallenato que comienza con la palabra Abombarse y concluye con el dicho: “Yo sé con quién casó cañaguate”, que significa conozco el almendrón. Entiendo del asunto.

El Lexicón es un paseo por ese Valledupar del ayer, porque “no hay gurupera que le venga, ni arristranco que le contenga. Más vale un por si acaso, que un yo creía y lo que viene derecho no trae arrugas”.

Visita a la Casa Blanca

El miércoles ocho de diciembre de 1999 ‘Los Niños del Vallenato’ se presentaron en el salón ‘Jorge Washington’ de la Casa Blanca, invitados por el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. En el acto, bajo la dirección del maestro Andrés ‘El Turco’ Gil, ‘Los Niños del Vallenato’ interpretaron ‘La casa en el aire’, ‘El mejoral’, ‘La creciente del Cesar’, del maestro Rafael Escalona y ‘La gota fría’, del juglar Emiliano Zuleta Baquero. El canto de esta última obra fue en inglés.

Consuelo Araujonoguera sobre ese logro de llevar los acordeones a la Casa Blanca dijo que había sido un gran paso, y mencionó a los niños que fueron convocados a esta memorable gira. Sergio Luis Rodríguez, Rey Vallenato 1994; Manuel Julián Martínez, Rey Vallenato 1999; Efraín Zuleta y Camilo Andrés Carvajal; los cantantes Johnny Alberto Pacheco, ‘El Canario’, y Arístides Vargas; los cajeros Ricardo Ustáriz y Ricardo Felizzola; el guacharaquero Daniel José García y el bajista Hugues Manuel Martínez Montero.

Niños del Vallenato con el presidente Bill Clinton. CORTESÍA

Sobre ese histórico acontecimiento, el maestro Andrés ‘El Turco’ Gil indicó que el acto con el presidente de Estados Unidos estaba programado para 15 minutos, pero era tanta su emoción que se extendió por 15 más.

‘La Cacica’ en esa ocasión le llevó de regalo al presidente Clinton un sombrero vueltiao, y a su señora Hillary un collar arhuaco y una hamaca de San Jacinto, Bolívar.

Parque de la Leyenda Vallenata

Viendo que en el año 1995 la plaza Alfonso López se estaba quedando pequeña para la realización del Festival de la Leyenda Vallenata, ‘La Cacica’ avizoró el proyecto de construcción del Parque de la Leyenda Vallenata.

Comenzó a tocar puertas, y el seis de enero del año 2000 puso la primera piedra con la presencia del entonces presidente Andrés Pastrana Arango, y el expresidente Alfonso López Michelsen.

Consuelo Araujonoguera soñaba con ver realizado ese gigante proyecto urbanístico y arquitectónico de grandes proporciones, donde todo lo que girara alrededor de la música vallenata tuviera su espacio.

Cuando estuvo en el acto de postura de la primera piedra, con esa emoción que no le cabía en el corazón manifestó que sería el máximo templo del vallenato, porque la plaza Alfonso López debía quedar como punto histórico del nacimiento del Festival de la Leyenda Vallenata.

Lo expresado por ‘La Cacica’ en esas palabras no lo pudo ver, pero el primero de agosto del año 2003, siendo las 7:05 de la noche, al entregarse la primera parte de la imponente obra, el sonido del acordeón del Rey Vallenato Ciro Meza Reales interrumpió el silencio de ese lugar con el paseo ‘Llorá corazón, llorá’, de la autoría de Alejo Durán. Después interpretó la canción ‘Honda herida’, del maestro Rafael Escalona. Al Rey Vallenato lo acompañaron en la caja Omer ‘El Manón’ Castilla y en la guacharaca y el canto Álvaro ‘El Ñame’ Mendoza.

El Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujonoguera’ abrió sus puertas por primera vez el 27 abril de 2004, con motivo del 37° Festival Vallenato, y fueron coronados como Reyes Vallenatos Harold Rivera Febles, en profesional; Omar Hernández Brochero, en aficionado; Fernando Rangel Molina, en juvenil; Carlos Mario Ramírez Márquez, en infantil; José Félix Ariza Vega, en la piqueria y Guillermo Doria Borrero, en la canción inédita con la obra ‘Raíces de oro’.

Poema del último cumpleaños

En la celebración de su último cumpleaños, el primero de agosto de 2001, a la hora de la felicitación y de los comentarios que conllevaba esa fecha, Consuelo Araujonoguera agradeció el detalle. Enseguida, abrió su libreta de apuntes y leyó apartes del poema ‘¿Qué cuántos años tengo?’, de la autoría del portugués José de Sousa Saramago:

“Frecuentemente me preguntan qué cuántos años tengo… ¡Qué importa eso!

Tengo la edad que quiero y siento. La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido. Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos.

¡Qué importa cuántos años tengo! No quiero pensar en ello. Unos dicen que ya soy vieja y otros que estoy en el apogeo. Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos”.

Al terminar de leer el párrafo la aplaudieron, y hoy la lloran porque ya no importan los años que tenga, sino que la vida se la arrebataron sin causa justa teniendo ella vestida de pilonera un bello camino por recorrer en medio del legendario canto: “Este es el amor, amor, el amor que me divierte. Cuando estoy en la parranda, no me acuerdo de la muerte”.

Consuelo Araujonoguera sigue siendo recordada por todas sus hazañas irrepetibles, por haber sido ‘La Cacica’, ‘La Pilonera Mayor’, ‘La Mamá Grande del Vallenato’, la Ministra de Cultura o ‘La novia del Valle’, esa que describió de la mejor manera el compositor manaurero Wiston Muegues Baquero.

Los vallenatos quedamos en mora
de hacerle un homenaje a la señora
que fuera en vida la novia del valle,
llevó en el alma este folclor tan bello
lo recibió cuando era pequeño
le dio su vida hasta volverlo grande.
Quién va a negar que ella luchó
hasta lograr que se le abrieran las puertas
del mundo a la música vallenata,
y cumplió su misión.

Al final, quedó escrita en su libreta de apuntes la última plegaria de Consuelo Araujonoguera que hoy se repite con devoción: “Jesús, hijo de David, ten compasión de nosotros”… Amén.

Por Juan Rincón Vanegas / EL PILÓN
@juanrinconv

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