Indiscutiblemente las FARC, especialmente, junto con la otra guerrilla izquierdista colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN),han figurado como verdaderos barones electorales en el país, hasta el punto que dos candidatos a la Presidencia fueron –prácticamente- impulsados por ellas.
Se recuerda que el ex periodista bogotano Andrés Pastrana resultó electo Presidente (1998 – 2002) días después de tomarse una fotografía con el comandante de las FARC Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo.
En el 2001 el antioqueño Álvaro Uribe prometió que él si sacaba a las FARC de San Vicente del Caguán, zona de distensión o zona de despeje, área otorgada por el gobierno del presidente Andrés Pastrana para adelantar un proceso de paz con las FARC.
Meses después Uribe pasó del 0.8 por ciento de favorabilidad al 35 por ciento arrasando a los otros candidatos y posteriormente fue ungido como Presidente para el periodo 2002-2006, pero a pesar de que inició una ofensiva sin antecedentes contra esas guerrillas, invirtiendo miles de millones de pesos del presupuesto nacional,no fueron derrotadas.
En cambio, resurgió y se consolidó el aparato paramilitar (ejércitos derechistas) que años atrás habían creado los hermanos Castaño y en cada región aparecieron sanguinarios comandantes como Mancuso, Jorge 40 y séquitos mercenarios que les repelaba hasta el olor de la ideología izquierdista. “Muerte con motosierras y con caimanes a los izquierdistas y a sus familiares”, rezaba por los pueblos del país.
Mantos de sangre, crímenes a doquier; niños (as) y ancianos (as), jóvenes y adultos sin distinción de color ni raza ni condición social fueron cayendo uno a uno o diez a diez en masacres impuras que causaron estupor y repudio en Colombia y el mundo. La estela de la muerte a los colombianos ya no les sabía a nada. Era normal la masacre de una familia completa, como ocurre a diario en los mataderos de país con las reses.
Y a los pocos años vuelven las elecciones y surge nuevamente la oprobiosa frase: “acabar con las FARC y el ELN”. Uribe, logró reformar la Constitución para hacerse reelegir (2006 – 2010) y después trató de usufructuar nuevamente la Constitución pero la Corte lo atajó.
En ese cuatrienio de Uribe se intensificaron las masacres en las ciudades y en los pueblos. Miles de jóvenes desaparecían de sus casas y luego aparecían muertos, señalados por los militares y la Policía como guerrilleros en un manto de sangre que los fiscales y jueces llamaron “falsos positivos” ejecutados por el Estado, en un afán de los militares y policías por ganar reconocimientos, permisos y recompensas. Finalmente los barones el paramilitarismo se desmovilizaron y hoy están presos (pero no se sabe si aún tienen injerencias electorales).
Hoy en la contienda por la Presidencia (Santos – Zuluaga) surgen las FARC y el ELN como protagonistas del debate electoral. De un lado Zuluaga y su aliado y mentor Álvaro Uribe prometen guerra frontal contra las guerrillas y prometen que el 7 de agosto próximo termina los diálogos en la Habana.
Del otro lado está Juan Manuel Santos quien promueve los diálogos de paz y afirma que en 6 meses más, queda lista la desmovilización de esas guerrillas y los recursos empleados para la guerra unos $21,5 billones, serán destinados a educación y salud.
Los colombianos que tengan 4 dedos de frente sabrán por quién votar el 15 de junio, los que tengan solo dos dedos de frente ¡púdranse!, hasta la próxima semana.