La vida no es más que un camino de derrotas y en cada una de ellas se encuentran verdaderos amigos y consejeros, tanto así que las pocas victorias, a pesar de reconfortar con alivios, deparan sin querer, desilusiones con la falsedad de aquellos que solo fingieron su lealtad y fraternidad.
Todo esto enseña la importancia de vivir la vida con dignidad y altura para evaluar las circunstancias dentro de los cánones de las propias emociones y del respeto a la sociedad que nos rodea, donde buenos y malos mantienen una lucha permanente para implantar sus criterios acerca de Dios y del diablo; todos estos episodios inducen a que las dificultades son oportunidades que hay que aprovecharlas como también para permitir manejar los estados de ánimo, haciendo del hombre cada vez más un hombre fuerte, y es así como, la vida simple y sencilla como sensata, no permite tomar un fusil para imponer criterios, si somos convencidos que, con la razón en las ideas y criterios sanos en la mente, nunca habrá las derrotas del espíritu aunque siempre se pierdan las batallas.
Los conceptos incongruentes de la política manejada por enfrentamientos permanentes solo llevan a la destrucción social, pero también pueden llevar a la destrucción moral total a quienes la utilizan como lenguaje de ataque para opacar la grandeza de unas virtudes de los contrincantes u opositores, muy lejos del alcance de aquellos.
Es por tanto que concluyo, que las elecciones de tipo político cada vez que se suceden, solo sirven para exacerbar el odio, irritar las opiniones de las partes y continuar con la cadena de confrontaciones donde nunca habrá espacio para la razón, haciendo cada vez más fuerte las pasiones y agravar los sentimientos de enemistad.
Tan importante es el significado de la hermandad y de la unión, que ni ello es capaz de aflorar para calmar el ambiente, que agobiado por gobiernos sin sentido como el que hoy tenemos, nos permitan reaccionar contra la inoperancia, desinterés y destrucción de una sociedad que, cubierta aún con rasgos de democracia, se haga cada vez más difícil de sostener por la intolerancia política, los odios personales y familiares, que a través de la infamia, blasfemias y chismes con comentarios indolentes alimentan el ambiente.
Donde no hay cultura política ni mucho menos respeto por la sociedad que nos rodea, es muy difícil que las luces del entendimiento afloren, mucho menos cuando las opiniones encontradas nunca se analizan y discuten dentro del campo de las normas, educación y cultura y es así como los momentos electorales y electoreros que vivimos, solo sirven ,sobre todo en estos momentos, para distraer la atención acerca del mal gobierno que estamos viviendo en donde todos se han vuelto cómplices de la ruina moral y social que se está viviendo por ese grado de incomprensión e interés marcado por una clase de dirigencia política, en donde algunos pocos, sus juegos venales los ponen de manifiesto como recompensas por sus desaciertos morales con consecuencias sociales impresionantes.
Los miserables en el manejo de la política y de lo político, no ven el mundo como es, sino como ellos son, mezquinos de imaginación, dignidad y por consiguiente de valores.
También donde la justicia con jueces inmorales abre subastas, los casos juzgados se reviven, y se pueden emitir fallos en cualquier dirección dependiendo del tipo de comercio político practicado bajo el yugo de intereses creados con fines específicos, para terminar dañando la imagen del más humilde de los hombres honestos.
Por: Fausto Cotes N.