Cuando apenas se trabaja en la construcción y adecuación de las rutas del Sistema Estratégico de Transporte Público de Valledupar, que llegará a resolver en gran parte la deficiencia de este servicio en la ciudad, los conductores de buses, busetas y taxis deben enfrentar las acciones delincuenciales en algunas de las zonas por donde circulan.
El acoso de los delincuentes con los buses (especialmente los nuevos que puso en circulación la empresa Transvalle), así como con los taxis, es sorprendente. Extorsiones, atracos y ataques a piedra, así se manifiestan las bandas delincuenciales que tienen azotados a este sector del transporte, a tal punto que algunos ciudadanos no usan el servicio por miedo a ser víctima de los atracadores.
El negocio del transporte que debería ser prospero en la ciudad, se ha convertido en un dolor de cabeza para los conductores y más para los propietarios que reciben amenazas de muerte si no entregan las cuotas que piden los extorsionistas.
La inseguridad que se vive en algunas zonas, que ya son vedadas para los transportadores, es peor para los ciudadanos que se movilizan en moto, a pie o en bicicleta. Esta semana se conoció como un grupo de hombres armados, pertenecientes a una de las tantas bandas conformadas, instaló prácticamente un retén en la vía que comunica al barrio La Nevada con la Urbanización Don Alberto, en el que atracaron a varios personas que pasaron en ese momento por el sitio.
El tema de la inseguridad se ha debatido en todos los escenarios y se ha pedido por todos los medios, mayor presencia de la Policía, incluso del Ejército Nacional que bien puede reforzar con la presencia de soldados en los sitios más críticos, que ya están identificados por los ciudadanos y las autoridades.
El próximo martes cuando se reúnan las autoridades locales (Alcaldía, Ejército y Policía) para tomar más medidas (ya han tomado algunas pero no han sido tan efectivas), es bueno que tengan en cuenta la opinión de los miembros de las Juntas de Acción Comunal de Valledupar, que conocen la realidad de sus sectores y pueden ayudar a planear una mejor estrategia desde el concepto de ciudadanía. Es necesario recordar que el asunto de la seguridad nos compete a todos.
Los vallenatos esperan que la inseguridad que hoy atemoriza a todos los usuarios y transportadores en los distintos sectores de la ciudad, sea controlada y no suceda lo mismo que padecen los usuarios del transporte público de ciudades como Bogotá, Cali o Barranquilla, que ampliamente conocen los colombianos. La ciudad debe estar preparada para recibir con todas las garantías del caso, la puesta en marcha del Sistema Estratégico de Transporte Público, que afortunadamente su ejecución avanza a buen ritmo.