Por Aquilino Cotes Zuleta
Los famosos son excéntricos gramo a gramo. Viven un mundo lleno de ideales que unas veces concretan y otras veces les sale el ‘tiro por la culata’.
Se vuelven cretinos, creídos, patanes, altaneros y hasta odiosos. Aquí podría citar a miles de esos seres que en algún momento son hasta despreciables por una parte de la sociedad, no solo en el ámbito musical sino en el periodismo, en la política, en lo académico, en la medicina, en la literatura, etc.
Por estos días ha surgido una polémica porque el acordeonero Rolando Ochoa se separó de Silvestre Dangond y se filtraron algunas confidencias de ambos, que muchos avispados la han usado para avasallar de manera abominable contra la dignidad de las personas.
Días antes nuestro queridísimo amigo y cronista Alberto Salcedo Ramos publicó en la Revista Soho una crónica espeluznante, con un contenido soez, que destila saña por doquier, contra el cantor Silvestre Dangond, en el momento el más afamado del folclor.
La pluma de Salcedo se sació en diatribas contra el cantante vallenato y le dio hasta con el balde del agua, en un descomunal escrito que al leerlo da rabia por lo dantesco del contenido.
Han llovido críticas por la separación musical entre Rolando Ochoa y Silvestre Dangond, como si esto no fuera normal en los conjuntos vallenatos. Ahí están Zuleta, Diomedes, Oñate, Zabaleta, Silvio, Farid, Villazón, Martín Elías, Peter, quienes no han tenido dos ni tres sino cinco y más acordeoneros.
Es el cantante el líder del grupo, así siempre ha sido. El que impone las condiciones es el cantante del conjunto o de no pregúntenle a “El Cocha” Molina, Álvaro López, Saúl Lallemand, Israel Romero, Rolando Ochoa, Franco Arguelle, Beto Villa, Emilianito Zuleta quien no pudo con su hermano y compadre “Poncho”, etc…
Además, cada cantante tiene su personalidad, su carisma y su manera de llamar la atención. Para nadie es un secreto que Silvestre Dangond tiene un sello original que lo ha convertido en triunfador aunque se pase de presumido.
Está de moda. Es innovador y vuelve loca a la juventud, aunquedicen que está manejando mal su fama ysu dinero.
En estos momentos es el artista de las multitudes,así lo muestran las estadísticas, aunque el Gran Martín Elías esté ahí cerquita, pisándole el talón. Son épocas señores.
Hay dos mundos contemporáneos en el folclor vallenato: uno lleno de música vernácula, autóctona, que se resiste a desaparecer y se mantiene ahí en primerísimos lugares y otro mundo de movimientos, de agitación frenetica, que se olvida en meses, pero que regresa enseguida cada vez más agitada.
Lo que no vale es que lo folclórico musical se lleve a la pedantería de unos cuantos y a que otros hagan usufructo de esos rasgos avasallando a los artistas.
Manipulando a unos para ganar adeptos de otros. Como dice el locutor deportivo: ‘Juego limpio señores’. Hasta la próxima semana.