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Las Damas Rosadas, 55 años dándolo todo por los más necesitados

Marle Tous de Dam y Patricia Quintero Martínez visitaron las instalaciones de EL PILÓN.

Nacieron como respuesta a la crisis. Sobrepasados en la cantidad de pacientes, el director del Hospital Rosario Pumarejo de López corrió la voz de la necesidad de mujeres que colaboraran en la atención. Acudieron alrededor de 150 dispuestas a brindar afectividad.

Después de meses de quehaceres diarios, el 5 de agosto de 1963 firman el acta que reconocía a las centenares de voluntarias como las ‘Damas Rosadas’. Desde entonces su vigor, el mundo y la sociedad han cambiado, excepto su anhelo de servir.

Los pabellones de los hospitales ocuparon sus tardes los primeros años. El amor era fórmula para ayudar. Pocas de las que iniciaron contaban con mayor experiencia en salud, su labor era humana. Con la violencia territorial de la década de los 60 llegaron las amenazas y la exigencia de abandonar las visitas a los pabellones.

Entonces, surge la necesidad de un espacio de atención propio. Nace la sede que con la ayuda de algunos parlamentarios y donaciones construyeron dentro del Hospital Rosario Pumarejo de López y que hoy es su casa representativa.

El nombre de ‘Damas Rosadas’ proviene de los Estados Unidos. Terminada la segunda guerra mundial, los hospitales perdieron la capacidad para atender a todos los heridos, por eso, mujeres, esposas, hijas y vecinas de los que participaron en la guerra deciden colaborar con la faena humana dentro y fuera de los hospitales. Se autonombran ‘Pink Ladies’, que traduce ‘damas rosadas’, el color que las diferenciaba de las enfermeras.

En los años donde la salud del que no poseía dinero dependía de la caridad, las Damas Rosadas descubrieron que la desnutrición en los niños hacía el trabajo de un tumor cancerigeno que destruía sueños. “Una chispa brilló: brindarles atención especializada”, exclama Marle de Dan, directora de las voluntarias en Valledupar. Entonces nace el Centro de Recuperación Nutricional Santa Isabel. Desde 1983 hasta el 2017 atendieron cada año 50 niños. Cada porción de comida era un poco de esperanza. Con la ayuda de estudiantes de bachillerato empezaron a enseñarles las letras para el preescolar y valores para la vida.

El centro nutricional vio su primera interrupción en 35 años de trabajo el año pasado cuando la Gobernación del Cesar impedida por la Ley de Garantías no renovó su contrato. No se quedaron quietas. En ferias, fiestas y de sus bolsillos recogen fondos para seguir trabajando por los niños. “Esta es nuestra vida: la honestidad, la seriedad y el servicio”, concluyó Marle de Dan.

Sexta brigada de salud: diagnóstico de enfermedades cardiovasculares
Cada año, desde el 2014, la Fundación Cardioinfantil de Bogotá traslada pediatras, cardiólogos, y médicos generales a la capital de Cesar para realizar diagnóstico de enfermedades cardiovasculares en personas menores de 17 años. Las Damas Rosadas son aliadas y como el que lleva buenas noticias, hacen paso por los medios de comunicación, reparten volantes y riegan la voz, invitando a participar en la brigada. La meta es atender 300 menores entre el 21 y el 22 de septiembre.

Sumado a los estudios, aquellos a los que se les detecte un problema cardiovascular de prioridad uno (atención urgente), serán llevados a Bogotá para ser atendidos por expertos.

“Todo es gratis: el viaje y los tratamientos médicos necesarios. La diferencia con la EPS es que la atención es inmediata”, contó Marle de Dan, directora de las Damas Rosadas de Valledupar. Las personas que quieran participar deben preinscribirse.

Categories: Crónica
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