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Las cifras de Minhacienda en el Cesar

La reciente visita a Valledupar del ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, quien se dio a la tarea de trasladarse a EL PILÓN y personalmente entregar un balance de todas las inversiones que el actual gobierno ha hecho en el departamento del Cesar, motiva a revisar muchos temas de carácter social en esta zona del país.

El ministro asegura que la Ley de Inversión Social ha beneficiado entre el 50 y 60 de la población del Cesar, esto a través de transferencias de programas sociales; destaca además que entre el 20 y el 30 por ciento de las empresas o empleos se han protegido gracias al subsidio a la nómina. 

Otra cifra que llama la atención, revelada por el Minhacienda, es la relacionada con la ayuda a jóvenes residentes en el Cesar, donde cerca de 24 mil estudiantes han” sido favorecidos con el programa de la Matrícula Cero. 

Esos 24.000 estudiantes han contado con la oportunidad de ingresar a programas técnicos, tecnológicos y universitarios en instituciones oficiales.

De manera categórica Restrepo manifiesta que “el Cesar es protagonista del presupuesto general de la nación porque la inversión creció alrededor del 37% y esa cifra histórica registra 8.6 billones de pesos para obras ejecutadas o por ejecutar”. 

Pero aun así en las calles de Valledupar y de los 25 municipios del Cesar se tiene la sensación de que la presencia del Gobierno central sigue siendo nula en esta zona del país. Esas significativas cifras de inversión social de las que habla el ministro deberían tener un mayor impacto en nuestra comunidad cesarense, son intangibles que al parecer la gente no se percata de su beneficio, porque no se podría llegar a pensar que estamos frente a un pueblo desagradecido, debe haber un fusible quemado en ese circuito. 

Sorprende además que el Gobierno nacional siempre se ha caracterizado por ser riguroso en la vigilancia del impacto social de sus inversiones, ¿qué pasó esta vez? También es válido preguntar qué tan eficiente han sido los canales institucionales, que, en el orden territorial, fueron los encargados de canalizar y ejecutar esos importantes recursos. 

Es que una cifra de 8.6 billones de pesos para obras en un departamento no puede pasar desapercibida, eso debe sentirse y palparse, algo que en el Cesar no ha sucedido.

No se entiende cómo una cifra de 24 mil estudiantes y otras de un 50 y 60 por ciento de la población en general recibiendo beneficios directos del Gobierno nacional no generen expresiones espontáneas de reconocimiento de la gente. 

Si esto, que sucede en el Cesar, también pasa en las otras regiones del país podría ser una de las causas de la baja popularidad del presidente Iván Duque.

Pero esa situación inevitablemente debe producir un efecto dominó que necesariamente tiene que repercutir en la imagen de los gobiernos locales y departamentales.          

Ante esto, en términos de imagen institucional, de nada sirve la teoría del ministro Restrepo cuando afirma que “el crecimiento tiene que ser con corazón y eso fue lo que hicimos en la Ley de Inversión Social, no era una reforma tributaria cualquiera. Era una reforma que tenía alma en los más vulnerables que ha permitido que 29 millones de colombianos se beneficien de programas sociales, 10 millones de hogares. Saltamos de 3 millones de hogares en el 2018 a 10 millones en el 2022”.

Así las cosas, todo hace pensar que la tarea en el Cesar no ha sido bien hecha, las obras ejecutadas y por ejecutar por valor de 8,6 billones de pesos, mencionadas por el ministro Restrepo, no han tenido un impacto contundente ni en la gente ni ante la opinión pública.

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