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Las cartas sobre la mesa

Esta semana el ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, me hizo llegar un documento con algunas acciones y estrategias que han planteado al Consejo Nacional Lácteo, para, “vincular de manera integral los eslabones de la cadena láctea”.

El primer punto de las apuestas de este documento, se refiere a las acciones que deben tomar en conjunto los actores de la cadena láctea en materia de fomento a la competitividad del sector para enfrentar la desgravación total de las importaciones de leche a partir del año 2026. Pues, el rendimiento de leche por vaca día, no le llega siquiera a los corvejones de las razas que ordeñan en Nueva Zelanda, Estados Unidos o Uruguay. Y por otra parte, el costo país acá es muy superior al de ellos, un factor que le pega durísimo a la hora de competir con estas grandes ligas.

Claramente, estas ineficiencias son fácil de corregir con tecnologías sencillas, programas de capacitación, financiamiento e inversión en bienes públicos,  siempre y cuando exista voluntad política y capacidad de gestión. El modelo que está implementando Coolechera, por ejemplo, fomentando la ganadería regenerativa con alta calidad genética, manejo de pastoreo, salud animal y contrato de comercialización asegurado, es un paso muy importante en su propósito de lograr mayor competitividad en su núcleo agroindustrial.

Si el sector público -gobierno nacional y territoriales- lograran direccionar sus presupuestos de inversión en mejoramiento de vías terciarias, centros de acopio, servicios públicos y redes de comunicación, vinculados a estas iniciativas privadas, los avances en competitividad podrían ser en menor tiempo. Los ganaderos no están pidiendo que les regalen nada, solo piden que les faciliten los medios para reducir sus costos de producción, aumentar sus rendimientos y por ende la rentabilidad de sus negocios de producción de leche y carne. No se trata de vender sueños, se trata de hacer realidad esos sueños.

Otra apuesta del documento del acuerdo propuesto por el ministerio de Agricultura, apunta a establecer un mecanismo que garantice el manejo de los excedentes estacionales de la producción de leche. Esta sí que está fácil de acordar. Sólo basta con regular las entradas de los contingentes de leche importada de acuerdo a los ciclos bajos y altos de producción nacional. Adicionalmente, es necesario establecer un mecanismo disparador de un subsidio al almacenamiento en los tiempos de sobreoferta de la leche y ajustar la fórmula de fondeo de recursos de compensación del Fondo de Estabilización de Precios, mientras conseguimos nuevos mercados externos donde podamos llegar de manera competitiva con nuestra leche y carne bovina.

Las demás propuestas del ministerio de Agricultura, sobre las campañas de incentivo al consumo per cápita, aumento de compras públicas, control riguroso a las importaciones de lactosueros, más créditos de fomento ganadero y formalización de los contratos entre productores e industria, son iniciativas muy importantes y exigen un compromiso honesto y determinante de cada uno de los eslabones de la cadena láctea. Igualmente, aplica para el sector cárnico.

Ya está bueno de tanta carreta. El compromiso y la inversión social con los productores de leche del país, no puede seguir quedándose en vanas intenciones y titulares de prensa.

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