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Las cartas sobre la mesa, se rompió el misterio

La casa Gnecco rompió el velo, aunque era un misterio a voces; la candidatura de Elvia Milena se tenía que definir ganando con cara y con sello, el archivo de figuras de ese clan quedaba fondeado. Esto significa que cuando en una monarquía no haya herederos, esta estaría tocando fin. Que gane o no es impredecible pero no es lo mismo ir a la gallera con su propia cuerda que con gallo prestado. Para la elegida puede ser la mejor oportunidad de su vida, pero para sus mecenas puede ser la peor, principio de su decadencia. Más, en política electorera dos más dos no siempre suman cuatro. Todo dependerá de cómo se presente la oposición que surja, ya sea del Pacto Histórico o del Frente Amplio. Si es de lo primero, la contendora será Alexandra Pineda, pero si toca el segundo nivel de agrupación, tocará escoger entre Kattia Ospino, Sanguino, Pineda y Mayorca o con cada uno de ellos si solo se inscriben por firmas o por algún aval específico como es el caso de Sanguino con el beneplácito del Partido Verde y Alexandra Pineda por la Colombia Humana. Sería fatal que fueran separados. Para saber quién tiene mejores opciones frente a la hija de San Diego habría que tirar los naipes. Respecto a la alcaldía de Valledupar, hasta la fecha la única candidata con opciones de un aval por parte del Pacto Histórico es Lina de Armas que ya tiene asegurado uno de “Todos somos Colombia” y, además, compromisos locales por parte de otros cinco partidos adicionales, ratificado mediante acta y en espera de los coavales respectivos. Esta espera es de tipo nacional. En la orilla opuesta se encuentran Ernesto Orozco, Jaime González, Camilo Quiroz, Darling Guevara, Miguel Morales y María Isabel Campo, buscando lo mismo con las mismas tesis e iguales intereses; todos contra una y una contra todos, como en Fuente Ovejuna. Solo Lina hará la diferencia con tesis y miradas que caen dentro de los lineamientos del Plan de Desarrollo 2023/2026, coherentes con el concepto “Colombia Potencia Mundial de la Vida”, construido sobre dos pilares fundamentales: el medio ambiente y la justicia social. 

Bajo estas categorías, las posibilidades del progresismo son francas y obligadas, única forma de redimir a un municipio saqueado, enfermo socialmente y paquidérmico. Además, esta sería la única forma de iniciar un proceso reivindicativo de la equidad de género en la política para empoderar a la mujer maltratada y abusada. La oportunidad es inédita, tres mujeres se disputarán la gobernación de las cuales una sola representa la continuidad y el caciquismo y tres la alcaldía de Valledupar de las cuales una sola, Lina, representa el cambio, la del Pacto Histórico. 

Al final se enfrentarán dos tendencias bien definidas. De un lado están quiénes han vivido per se de la nómina y/o de la contratación del Estado; son conocidos de auto, conocemos sus objetivos y metas, sabemos qué quieren, su obsesión es el manejo del erario no la solución de los problemas. Frente a ellos aparece por primera vez una mirada diferente de los problemas y de sus soluciones, con una concepción antropocéntrica y de entrega a la ciudadanía; esta mirada solo la tiene el Pacto Histórico con la lupa del presidente Petro; toca sepultar el pasado. 

Dicen que las oportunidades son calvas y estas son las nuestras, hay que honrar la carrera de obstáculos que le tocó vivir a Gustavo Petro para llegar a la Casa de Nariño y mostrar un nuevo camino de esperanza, ética y templanza; sus armas fueron su coherencia, la fe y la dialéctica; no creo en la angiología, pero Petro tiene un ángel, estar vivo es un milagro. El empeño y la mística que le impusimos a sus campañas deben mantenerse para, en forma envolvente, redireccionar las regiones y las localidades. Colombia es un país de regiones y naciones con sus diversas culturas y costumbres, aquí se hablan 65 idiomas; hay lugares donde nunca llega el Estado. Necesitamos desprendernos del centralismo asfixiante. Valledupar y el Cesar requieren un modelo transparente de gestión. 

Por Luis Napoleón de Armas P.

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