Lo ha reiterado, Juan Guaidó, el proclamado presidente interino de Venezuela, que el próximo 23 de febrero pasará de Colombia a Venezuela la ayuda humanitaria de Estados Unidos almacenada en Cúcuta. Nicolás Maduro el otro presidente venezolano que es a quien obedece la fuerza pública del vecino país, ha realizado maniobras militares de defensa y ataque, además ha bloqueado la frontera, como demostración de que no dejarán ingresar ayuda del régimen imperialista comandado por el encopetado Donald Trump.
Jorge Rodríguez, Ministro de Información del presidente Maduro, dijo que en la misma fecha anunciada por Guaidó, desde Venezuela llegarán alimentos, medicamentos, médicos, odontólogos y otros profesionales a prestar servicios gratuitos a los cucuteños pobres que diariamente hacen largas colas con hambre en busca de atención médica y entrega de medicamentos prescritos por médicos especialistas, a cuyas consultas es difícil el acceso de los enfermos colombianos pobres.
El pasado lunes, en rueda de prensa con motivo del quinto aniversario del encarcelamiento del líder opositor Leopoldo López, Guaidó consideró “una burla” la ayuda humanitaria que llevaría el gobierno de Maduro a Cúcuta y que también va a realizar un concierto musical paralelo, en el que participarían artistas partidarios del socialismo bolivariano implantado por el difunto Hugo Chávez Frías. Además, el mismo lunes, Nicolás Maduro publicó que Rusia le donaría 300 toneladas de ayuda humanitaria, que según lo manifestado por este gobernante venezolano, llegaban ayer al aeropuerto internacional de Maiquetía aledaño a Caracas.
En fin, la ayuda humanitaria para el pueblo venezolano, lo han convertido en un show político, con interés más que todo de índole económico, en el cual, tanto Nicolás Maduro como Juan Guaidó, los dos presidentes de Venezuela son simples payasos, que pregonan las ordenes de jefes superiores.
La expectativa por cómo terminará la disputa política por el dominio del territorio venezolano es enorme. Sin duda alguna esta situación no deja de ser peligrosa, porque puede ocasionar muertes de gente inocente. Incluso hay temor de que termine en guerra mundial. Personalmente pienso que Estados Unidos y Rusia, que son los mandamases del mundo, no definirán el problema de Venezuela a través de las armas, para ambos la guerra sería demasiado costosa, mucho más de lo que han invertido. Por tanto, no cabe duda en que la negociación diplomática es lo mejor entre estas dos potencias.
Entonces lo más seguro es que el próximo fin de semana, tanto el pueblo venezolano como el colombiano disfrutarán los conciertos musicales programados que tendrán transmisiones televisivas y también los rebuscadores con ventas ambulantes obtengan abundantes ganancias. Mi ferviente deseo como el de muchos otros es que los vandálicos, para no decir guerreristas o terroristas, no aprovechen la muchedumbre para generar caos con el propósito de empeorar la problemática situación que tanto sufren los venezolanos y sus circunvecinos.