Las aspiraciones de muchos hombres se ven frustradas al no enfrentar los rigores del comienzo, de ahí que los inicios no sean fáciles, en los que se requiere soñar y visionar. “No hay nada más práctico que una buena hipótesis, ni nada más real que un gran sueño”. Hoy más que nunca retumba la frase de Moisés Wasserman, ex Rector del claustro, sede principal en Bogotá. “Mejor el fin del negocio que su comienzo”, reza el texto bíblico.
En ese contexto valió la pena soñar y apostarle a la realización de una obra redentora: la puesta en marcha de la Universidad de La Paz, única sede de la Universidad Nacional en la región Caribe, donde este lunes 12 de agosto de 2019, fecha por demás histórica, iniciaron clases 240 estudiantes en los programas de Geografía, Estadísticas, Biología, Gestión Cultural y Comunicativa, Ingeniería Biológica e Ingeniería Mecatrónica.
Con apalancamiento financiero derivado de la aprobación de la estampilla Universitaria, la Universidad de La Paz tendrá la solvencia económica y humana de poder graduar profesionales con alta acreditación, y con otros recursos que ya están asegurados en el presupuesto nacional, es factible culminar estas carreras a nivel local, sin necesidad de hacer transferencias a otras sedes de la Universidad Nacional.
Más adelante, cuando el hospital Rosario Pumarejo de López de Valledupar sea hospital Universitario, -otra lucha que habrá que librar-, se podría hablar de la carrera de Medicina, puesto que la vida es un proceso que se debe asumir sin sobresaltos: “-entre más lento se pience, más rápido se triunfa-”, irse de bruces no deslumbra a la Universidad Nacional de Colombia, que basa sus decisiones en estudios rigurosos y en la meritocracia.
Es un logro colosal tener en la región Caribe la mejor Universidad Pública del país, región que estaba marginada con respecto a las demás, que ya disponían de la Universidad Nacional de Medellín para el Valle de Aburrá, la Universidad Nacional de Manizales para el eje Cafetero, las Universidades de Palmira-Valle y Tumaco en Nariño para la región del Pacífico, la Universidad Nacional de San Andrés para la región Insular, la Universidad de Arauca para la Orinoquía y la Universidad de Leticia en la Amazonía.
“No vengo a invadir, sino a contribuir”, expresó en el acto inaugural, Dolly Montoya Castaño, primera mujer en llegar a la Rectoría de la Universidad Nacional, por concurso de méritos, en 152 años de historia de este Centro de Educación Superior, consciente de que a mayor número de Universidades, mayores oportunidades, y menores costos para adelantar Maestrías y Doctorados en la Universidad de La Paz, localidad que se convertirá en municipio Universitario, a la sazón de intereses mezquinos y mentes baldías que se oponían a este proyecto, pero se sobrepuso la sensatez y la razón del estudio como fuente del conocimiento y el desarrollo de los pueblos.