En las luchas por la conquista y expansión de sus territorios, españoles y franceses se enfrentaron en la llamada Batalla de Bailén, provincia de Jean, España, en el año 1808, donde una división del real ejército español, vencedor en esta confrontación, cantaba un himno de guerra repitiendo:
Este es el amor, amor
el amor que me divierte
cuando me lanzo al combate
no me acuerdo de la muerte
A la división vencedora pertenecía en ese entonces con el rango de suboficial Pablo Morillo, quien por su arrojo y valentía en el combate, la corona lo ascendió al grado de oficial como teniente coronel.
Siete años después de la Batalla de Bailén, Pablo Morillo ya con el rango de general al mando de un ejército expedicionario de quince mil hombres, la mayoría veteranos de guerra, fue enviado a reconquistar La nueva granada que en 1810 había dado el grito de independencia al liberarse del yugo español.
Las tropas de Morillo que desembarcaron en los puertos del Caribe Colombiano entonaban ardorosamente al enfrentar a nuestras tropas el himno del amor amor.
Después de la toma de Cartagena donde fueron fusilados los líderes de la resistencia patriota, Morillo y sus embarcaciones surcando el rio Magdalena, fueron hasta Honda y de allí a Bogotá, donde también fue inmolada prácticamente toda la intelectualidad bogotana en uno de los más ingratos episodios que dejó nuestra guerra con España.
La excelente crónica del escritor bolivarense Lázaro Diago Julio sobre ‘Francisco El Hombre’ nos permite conocer antecedentes e intimidades de este canto vallenato.
Después de la Batalla de Boyacá en 1819, Morillo regresa a España, pero en la memoria de los soldados colombianos ya criollizado se cantaba y se escuchó el amor amor en la llamada Guerra de los Mil Días, que tropas liberales y conservadoras protagonizaban en diferente puntos de nuestra geografía a partir del año 1900, principalmente en costas de La Guajira donde lo cantaron los soldados conservadores al mando de los generales Iguaran y Ospina que se enfrentaron a los comandados por el liberalísimo general Gómez, pero ya con alguna variación en la letra:
Este es el amor, amor
el amor que me divierte
cuando estoy en la batalla
no me acuerdo de la muerte
Finalizada la guerra los juglares del acordeón que merodeaban por Riohacha y los pueblos de la provincia recogieron el amor, amor y lo incorporaron al fuelle popularizándolo en fiestas, bailes y parrandas principalmente, entre ellos Francisco Moscote, el mítico personaje que tras derrotar el demonio en un duelo de acordeones fue conocido como ‘Francisco El Hombre’, quien le incorporó a la letra: “cuando estoy enamorado no me acuerdo de la muerte”.
En sus corredurías los juglares dispersaron el canto por todos los rincones del Caribe, al punto que algunos músicos de antaño como Abel Antonio Villa, les adjudicaron su paternidad a sus mayores, popularizándolo entre los parranderos que a partir de entonces le incorporaron versos improvisados quedando desde entonces así:
Este es el amor, amor
el amor que me divierte
cuando estoy en la parranda
no me acuerdo de la muerte.
José León Carrillo Mindiola, un viejo juglar nacido en Atanquez (Cesar), quien militó en la Guerra de los Mil Días, trajo a su pueblo el canto del amor, amor y según el historiador atanquero Rafael Andrés Carrillo, su sobrino, fue allí donde se definió su melodía.
Vale la pena destacar que el amor amor, un himno de guerra que vino de España, es hoy un canto, aunque anónimo, emblemático del folclor vallenato.
Por Julio Oñate Martínez