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Las alianzas

¿Si hay alianzas donde están los valores?, … y si hay valores donde están los votos?

Existen dos tipos de hombres, los guapos y los valientes. Los guapos enfrentan el problema para derrotarlo, los valientes para solucionarlo; los primeros, locuaces por lo general, emplean el entusiasmo; los segundos, callados casi siempre, emplean la razón. Donde hay derrotas quedan resentimientos, donde hay soluciones se destruyen las raíces y prospera la unión.

Las alianzas en política no deben darse como frutos de las emociones consentidas. Cuando se hacen alianzas o coaliciones hay que pensar en dos temas relevantes: los votos en cabeza de los grupos en unión y la imagen carismática y atractiva marcados por la ética de los candidatos o personas que componen cada uno de esos bloques señalados para la unión y quienes deban representarla.

Hay que tener en cuenta como tema de demasiada importancia, el carácter motivacional que inspira dichas alianzas, porque si la idea es derrotar a un candidato o candidata especial que goza de los privilegios de grupos poderosos en el campo del trabajo electoral, si esta motivación está dirigida por el odio y el rencor amarrados a otros tiempos en la lucha por el poder, como sucede en la mayoría de los casos, que en vez de formarse con el ánimo del servicio como lo pregona la norma de la política social y no por el solo hecho de ostentar el poder para aumentar el delirio de grandeza y de mando desaforado, producto de venganzas, que premia al final a esas mentes obtusas de la prepotencia y de la miseria humana, no vale la pena.

La unión de partidos para enfrentar elecciones es una estrategia política en la que diferentes grupos colaboran y forman coaliciones con el objetivo de aumentar sus posibilidades de éxito en una elección. 

Hay que empezar por la capacidad moral de los componentes y las intenciones como misión. Entonces hay que tener claridad de quienes la van a componer y cuáles son las ventajas que puedan tener en los campos políticos sociales y económicos.

La afinidad política merece atención especial al lado del trabajo político para evitar los infiltrados o pescadores de oportunidades para beneficio propio sin haber enfocado una causa común que valga la pena, que solo es viable si esta causa se mantiene fuera de las emociones apasionadas en busca de represalias.

La unión de partidos puede surgir por diversas razones. En algunos casos, los partidos pueden compartir objetivos políticos similares o complementarios, como también puede ser una respuesta a la necesidad de contrarrestar a un partido dominante o a una figura política fuerte.

Las coaliciones electorales a menudo aprovechan la diversidad ideológica y geográfica de los partidos participantes para atraer a una base más amplia de votantes. Sin embargo, también pueden enfrentar desafíos internos. Esto no es nada fácil.

El éxito de la unión de partidos en las elecciones depende de la eficacia con la que puedan movilizar a sus seguidores y transmitir un mensaje coherente y convincente. Las alianzas electorales pueden alterar el panorama político y, en algunos casos, llevar a resultados inesperados.

En resumen, la unión de partidos para enfrentar elecciones implica la colaboración estratégica entre diferentes grupos políticos con el objetivo de aumentar sus posibilidades de victoria electoral. 

Entonces hay que preguntarse: ¿Dónde están los recursos? ¿En qué condiciones se distribuirán? ¿La parte política administrativa como se reflejará? ¿El término democracia cómo quedará representado? ¿Estamos obrando dentro del contexto de las emociones sin sentido de odio, envidia, resentimientos o deseo de figurar y destruir?

Vale la pena un análisis serio sobre estas cuestiones, no vaya a suceder que el idealismo de los torpes nos invada y terminemos perdiendo futuros espacios dentro de una buena carrera para la prestación de servicios sociales.

Hay que mirar a la persona o candidato que queremos enfrentar y no desperdiciar la esperanza de colaboraciones futuras hacia este, bajo la dignidad de programas benéficos que impidan desgastes en todos los aspectos.

En política, concluyo, hay que enfrentar el problema para solucionarlo, no para derrotarlo; por ello la política deberá estar siempre en manos de valientes más no de guapos, solo así se podrá destruir las raíces del problema evitando el conflicto.

Por: Fausto Cotes N.

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