Nuevamente los periodistas somos objeto de amenazas. Nuevamente fuerzas oscuras, por medio de llamadas cobardes, tratan de callar a los comunicadores. Hace algunas semanas la víctima fue el periodista de radio, de la emisora Maravilla, Jose Jaime Daza, y ahora nuestra compañera, Ana María Ferrer Arroyo.
Ana María Ferrer es una reconocida periodista, que ha estado vinculada a esta casa editorial desde hace muchos años, como periodista, Jefe de Redacción y ahora como integrante del Consejo Editorial y de la Junta Directiva de Comunicaciones Integrales S.A.
Rechazamos de manera enérgica estas amenazas y pedimos a las autoridades que investiguen el origen de las mismas, contra una periodista honesta y aguerrida, paradójicamente corresponsal en Valledupar de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip).
Estas amenazas no se pueden tomar a la ligera, como una anécdota más en un proceso electoral lleno de agravios y de ofensas. Debemos considerarla como un riesgo evidente y un atentado contra la libertad de prensa.
Por ello, debemos insistir, en que las amenazas contra la libertad de prensa son una amenaza contra la democracia. La libertad de prensa no es ningún privilegio de los periodistas o de los medios de comunicación, sino que implica – de manera sagrada- un instrumento para garantizar el derecho a la información que tienen todos los ciudadanos de las sociedades democráticas del mundo.
Reiteramos que el periodismo de Valledupar y del Cesar, como el del resto del país, no se puede dejar acobardar por algunos envalentonados que aún creen que nos pueden silenciar. Lo que no denuncie un periodista, otro lo hará, lo que no denuncie un medio otro lo hará, y así sucesivamente.
Hace rato que gracias a las nuevas tecnologías y a la solidaridad gremial y profesional, como dice el adagio, nada queda oculto entre cielo y tierra.
Las amenazas contra Ana María nos llenan de rabia, por tratarse no sólo de una colega sino de una persona abierta y transparente, que lo único que ha hecho es propender por un periodismo responsable y serio en esta región del país, y – también- preocuparse, cuando ha sido el caso, por las amenazas contra sus colegas y por el bienestar de los mismos.
En nombre del Consejo Editorial de EL PILÓN; de los propietarios, directivos, periodistas, columnistas, y del personal administrativo y operativo de esta empresa rechazamos estas absurdas amenazas. Sabemos que las mismas no tienen ningún fundamento ni justificación, pero no queremos correr riesgos.
Sólo pedimos a las autoridades garantías para Ana María Ferrer Arroyo. En primera instancia que colaboren en la protección de su vida, pero también su libertad y su derecho a ejercer lo que más le gusta: el periodismo.
Agradecemos la solidaridad del Círculo de Periodistas de Valledupar, de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), y de todos los colegas y medios que nos han expresado su rechazo a las amenazas de las cuales ha sido objeto esta periodista, Ana María Ferrer, hija de la gran familia de El PILÓN.