Por Jarol Ferreira Acosta
Con la intención de ir recobrando el equilibrio perdido con la muerte de mi mamá, me levanté temprano, aún sin saber si iría o no a una cita pactada meses atrás; era algo que quería hacer, pero me ganaba el peso del malestar. Haciendo un esfuerzo, me levanté, metí un par de mudas de ropa en un maletín y salí a la carretera hacia Riohacha.
La cita era a las ocho treinta, en el Centro Cultural Municipal se desarrollaría un encuentro de artistas de La Guajira, con el objetivo de trabajar en un laboratorio de creación de artes visuales.
Cuando llegué, casi a las nueve, el portero del edificio me indicó el salón donde se desarrollaba el evento. Subí las escaleras y entré al espacio en donde se encontraban reunidos singulares personalidades de la plástica departamental, la mayoría heterogéneos pero todos con un interés común por el desarrollo de la creación estética.
Al frente, una obra de Ruby Rumié, donada por la Alcaldía de Cartagena a la ciudad de Riohacha, compuesta por más de quinientas piezas de resina, armaban un mosaico cuyos protagonistas eran los habitantes del histórico barrio de Getsemaní.
El tema central de este primer módulo era: ciudades multiculturales y las contradicciones de la modernidad. En la charla, moderada por el curador de arte Jaider Orsini, se expusieron ideas sobre experiencias de creaciones contemporáneas en diferentes lugares del Caribe colombiano, yendo desde los performances del samario Edwin Jimeno hasta las manifestaciones culturales propias de San Basilio de Palenque.
Fueron pasando los dos días y fuimos conociéndonos los integrantes, interesados en la fotografía, la pintura, el grabado, la serigrafía, la escultura y el arte conceptual.
En medio de una de las charlas, Jaider recordó el suceso generado en Valledupar a finales de los años noventa con la exhibición de Celso Castro Daza en la Casa de la Cultura de esa ciudad, cuando estudiantes de Bellas Artes, ante el intento de censura, tuvieron la osadía de exhibirlas en la plaza central del municipio, en un acto poético que aún hoy genera emoción.
Hasta que el encuentro terminó, con el compromiso de reunirnos en septiembre para seguir dialogando en torno a la creación y con el objetivo de producir piezas para ser expuestas a principios del próximo año en la capital departamental y posiblemente circularpor otras ciudades del Caribe colombiano.