I
El padre jefe tutor
que premia la providencia,
y se cubre de prudencia
con racimos de esplendor.
La madre, hermoso primor,
de ternura en amasijo,
sueña siempre que los hijos
sean rosales de esperanza:
Con Dios nuestra vida alcanza
momentos de regocijo.
II
En ese instante florido
de amistad y epifanía,
el perfume es alegría
de jardín reverdecido;
parece estar detenido
el tiempo de la emoción,
porque la misma canción
es más bonita que ayer,
motivo para entender
que hay fiesta en el corazón.
III
Mi padre siempre camina
antes que comience el día,
despierta con alegría
el trabajo le fascina.
Descansa en una colina
cuando la tarde se aleja,
mi madre que es su pareja
lo arrulla en una canción.
Vivir dichoso el amor
es la feliz moraleja.
IV
La moraleja es la vida,
y Dios con su gran poder
hizo al hombre y la mujer
con las velas encendidas.
La cabeza les fue ungida
con óleos de redención,
y les llenó el corazón
de sueños y de ilusiones.
Los hijos son bendiciones
dice el sabio Salomón.
V
Dice el sabio Salomón
en cantares de la Biblia:
feliz vive la familia
cuando existe comprensión.
El hombre que tiene el don
de ser buen padre y esposo,
debe disfrutar dichoso
las delicias del hogar.
En todo padre ejemplar
los hijos son talentosos.