Estamos bajo el imperio del atraco el sicariato y el crimen organizado y el reinado de la inseguridad, lo afirma el diputado José Mario Rodríguez cuando en forma valerosa dice “Estamos en la época de las cavernas”. Esa es la sensación que sentimos en todas partes y nos la hizo ver en una prima noche en nuestra acostumbrada tertulia en casa del exalcalde Johnny Pérez, en el exclusivo barrio Novalito, el ingeniero y empresario Enrique Orozco Martínez cuando le pregunté si el siempre utilizaba su celular en las medias y me explicó que no, pero que le daba temor que de un momento a otro llegaran los atracadores y creía que de pronto ahí se salvaba su costoso aparatico. Ese es el temor o miedo colectivo que se ratifica con lo dicho por el diputado Rodríguez.
Estamos bajo el imperio del crimen y el reinado de la inseguridad, eso es una “verdad verdadera” y todos los días lo vemos en cualquier rincón de la ciudad, donde atracan en las calles, parques, roban residencias y apartamentos y a quien ofrezca la más mínima resistencia le llenan el cuerpo de plomo y ¡Ay del que diga algo!, mediante un mensajero, llamaba a su celular o personalmente te abordan y con claridad te advierten que es mejor que te calles, porque tienes mujer e hijos que contigo corren el riesgo de que te eliminen. Y así bajo el imperio y reinado tienes que guardar silencio y no hablar del asunto que todo mundo sabe y conoce, menos las autoridades a través de sus cuerpos de inteligencia.
El ya famoso escritor y columnista vallenato Alonso Sánchez Baute, para nosotros ‘Lonchito’ habla de la inseguridad en esta ciudad, “La galopante inseguridad que viene padeciendo Valledupar en estos últimos años” y le atribuye gran culpa a la construcción de la tramacua y la emigración de venezolanos que hoy ven esta región como cuando nosotros los veíamos a ellos, como tierra de producción y llegan como nosotros llegábamos, indocumentados y limpios en busca de trabajo para mantener a sus familias. Los habrá buenos y los habrá malos como nosotros cuando en forma masiva invadíamos a Maracaibo, Machique y hasta Caracas y regresábamos con los bolsillos llenos de ‘bolos’.
Eso es verdad ‘Lonchito’, pero también fuimos invadidos de desplazados y reinsertados con familias muertas del hambre a quienes les entregaron una casa pero no les dieron trabajo ni comida, porque no tienen donde dárselos, porque aquí no hay dónde, no hay fabricas ni piensan ponerlas porque el vallenato tradicional solo ve buenos horizontes en sus vacas, terneros y novillos y eso da poco empleo.
Ruego a Dios, que la violencia se vaya del Valle. Carajo, que vaina, se acabó el espacio y ahora era cuando iba a entrar en materia, pero si le hago el recorderis al gerente de la Terminal de Transporte en el sentido de arreglar y ampliar la vía de entrada.