A lo largo de la historia distintos tipos de violencia en contra de la mujer se han identificado, sin embargo, existe una de carácter silenciosa que, en el departamento del Cesar, se ha convertido en la expresión más cruel: la violencia vicaria.
Este tipo de violencia en su grado más alto consiste en la instrumentalización del maltrato o asesinato de los hijos, así como de familiares allegados, para hacerle daño a la mujer.
Así como sucedió el pasado 26 de marzo en el corregimiento de San José de Oriente, municipio de La Paz. El ciudadano Francisco Javier Hernández Rojano envenenó a sus dos hijos de 7 y 4 años con el fin de lastimar a su excompañera sentimental por haberlo dejado.
Hernández Rojano habría mostrado sus claras intenciones en una carta que escribió antes de intentar quitarse la vida, no obstante, los planes no resultaron como quería y él sobrevivió a la intoxicación.
Aunque Hernández fue condenado a la pena máxima de 60 años de prisión, dejó sin sus pequeños hijos a su expareja.
Una historia que lamentablemente tiende a ser frecuente en el contexto de violencia intrafamiliar, en el que en ocasiones las mujeres denuncian a los hombres agresores y solo reciben medidas preventivas de protección hacia ella más no hacia los hijos o seres cercanos queridos.
“Lamentablemente es una situación muy común puesto que no se valora con enfoque diferencial y de género, como debería realizarse y más teniendo en cuenta que los niños que se encuentran en medio de un conflicto pueden sufrir afectaciones psicológicas y violencia vicaria, por lo tanto, deberían ser cobijados con la medida de protección. En muchas ocasiones la violencia es física y los maltratos son crueles, y pueden terminar de forma trágica”, dijo el abogado Jimmy Jiménez, experto en derecho de familia.
En el menor de los casos ese tipo de embestida hacia las mujeres se origina en el maltrato a los hijos. Como ejemplo está el reciente hecho ocurrido en el municipio de Pueblo Bello.
En este municipio un sujeto se llevó a su hijo de pocos meses de nacido tras decirle en una discusión a su compañera sentimental que lo iba a regalar.
“Me dijo que lo iba a regalar y que si quería verlo tenía que darle plata y no me dijo más nada”, denunció la fémina wiwa.
Para recuperarlo fue necesario la intervención de la Casa de Gobierno del pueblo arhuaco y la Personería Municipal.
Sin embargo, se puede trabajar en prevenir casos similares en la gestión de medidas preventivas de protección.
“Las medidas de protección deben garantizar una respuesta oportuna e integral ante la amenaza o materialización de la violencia en el contexto familiar, es por ello que cuando una víctima acude a denunciar, las comisarías de familia, de forma inmediata deben imponer medida de protección provisional, en favor de las presuntas víctimas, y posteriormente evaluar si las pruebas aportadas y la situación denunciada, requiere que la medida de protección provisional se establezca de forma definitiva y cobije a quien denuncia, pero además a su núcleo familiar o a quienes hayan sido víctimas de los hechos de violencia”, puntualizó el abogado Jiménez.
EL ORIGEN DEL MALTRATO
Según los defensores de los derechos humanos, el origen de esas conductas está ligada a factores culturales y económicos.
“Sucede que la mujer en algunos casos no trabaja y entonces, esa parte de que el sustento del hogar dependa del hombre hace ponerlo en una posición de autoridad…. En consecuencia, en muchos casos permite el maltrato, la degradación, la desigualdad, la humillación y la violencia del hombre en sus hogares”, dijo María del Carmen Mestre, miembro del Departamento de la Mujer en el Cesar y sindicalista.
Otro detonante del fenómeno es el machismo camuflado en los escenarios culturales como la música y las costumbres indígenas de las distintas regiones. Lo que hace importante que en las políticas gubernamentales sea tratado en las escuelas y núcleos familiares.
“Sí se realizan actividades como conferencias y charlas sobre prevención de la violencia contra la mujer, pero deberían enfatizarse más en invertir más tiempo y recursos en la lucha en contra de estas situaciones que cada día trae más denuncias”, agregó Mestre.
‘LA CRIANZA POSITIVA’
De acuerdo con la ONG Bethany Colombia, para combatir la violencia intrafamiliar en mujeres, niños, niñas y adolescentes las instituciones deben realizar un trabajo basado en el afrontamiento de los casos, capacitando a los ciudadanos y focalizando los riesgos, así como identificando las acciones de los agresores y previniendo este tipo de abusos.
‘‘Una estrategia para la prevención de violencia intrafamiliar es la protección, los hogares deben ser entornos seguros, en donde el niño, niña y los adultos se sientan amados, respetados y valorados”, Luz Alcira Granada, directora de la ONG Bethany Colombia.
La ONG por ejemplo realiza en distintas partes del país talleres con padres, madres o cuidadores de los menores en primera infancia para brindar herramientas de protección a partir de la crianza.
LAS CIFRAS
Según el boletín estadístico mensual del Centro de Referencia Nacional sobre Violencia (CRNV), en Colombia entre enero y septiembre del año 2022 se presentaron 758 homicidios a mujeres, lo que significó un aumento del 105% de los casos.
En el departamento del Cesar, según el Instituto de Medicina Legal, entre enero y septiembre de la presente anualidad se registraron 281 homicidios, de los cuales 28 fueron mujeres. Asimismo, se han presentado 78 casos de violencia de pareja en las que 68 de las víctimas son mujeres.