Orfelina es una septuagenaria mujer con gran sensibilidad humana y poseedora de principios inquebrantables. ‘La vina’, como de cariño le dicen, es el ejemplo de una mujer pujante y valerosa que hace más de 40 años comenzó a ganarse la vida desarrollando labores auxiliares en el área de la salud, sin contar con preparación académica alguna.
Desde el ámbito tranquilo y apacible del patio de la amplia vivienda donde actualmente reside, cuenta a EL PILÓN sus inicios con el médico Castro Villazón, de quien fue su secretaria; su paso por el puesto de salud de La Paz, actual Hospital Marino Zuleta Ramírez, donde aprendió todo lo relativo a procedimientos; y sus años inolvidables como empleada del Hospital Rosario Pumarejo de López, de Valledupar.
–Como yo tuve mis dos hijos y quedé desamparada del lado del papá, busqué la forma de trabajar y salir adelante –declaró con voz reposada.
Culminó sus labores de enfermería en La Paz, en el 2004, y meses después inició una próspera venta de helados en una de las esquinas más concurridas del pueblo, diagonal a la tarima Jorge Oñate. Su huella está impregnada en un sinnúmero de generaciones de hombres y mujeres pacíficas. Y en la memoria de aquellos a quienes ‘La vina’ ha servido con buena voluntad.
ALEXANDER GUTIÉRREZ/ EL PILÓN