En los últimos tiempos, a raíz del auge de los medios electrónicos y las llamadas nuevas tecnologías (el celular, la Internet, y la integración de estos con los modernos computadores), es mucho lo que se ha especulado sobre el futuro del periodismo, y en particular del periodismo escrito, que algunos consideran próximo a desaparecer.
En Europa, en Estados Unidos y en otras partes del mundo se habla, inclusive con fechas exactas, de la desaparición de la industria de la prensa escrita, en vista del aumento en el uso de la Internet para informarse sobre las noticias más recientes, fenómeno ahora en aumento con las llamadas redes sociales: Facebook, twitter, entre otras, gracias a las cuales la primera versión de una noticia se conoce a los pocos minutos de ocurrido el hecho, y con gran facilidad una opinión se convierte en noticia, en pocos minutos.
América Latina y Colombia, en particular, no han estado ajenas a esta discusión y – por el contrario- como país líder en el periodismo latinoamericano, el nuestro ha estado y está en el centro de ese debate.
La discusión no es nueva, en la historia de los medios de comunicación que ha sido sorpresiva y con altos y bajos, cada vez que surge un nuevo medio se habla de la crisis y hasta de la desaparición de los otros. Así sucedió cuando apareció la radio, a principios del siglo pasado, y luego la televisión, se pensó que este último acabaría con el primero. Igualmente, con el desarrollo del cine se especuló sobre la virtual desaparición del libro, etc.
Ahora, está sucediendo lo mismo. Por supuesto que esas nuevas tecnologías, y ahora las llamadas redes sociales, han cambiado la comunicación social, cada vez son más tenues los límites entre lo público y lo privado, la vida privada para muchas personas se ha terminado, y otras, en uso de su libertad individual, suben a la red todos los datos y hechos de su vida. El mundo se ha convertido en la famosa aldea global de la que hablara Marshal Mc Luhan…
No obstante lo anterior, el que una persona pueda grabar un hecho con su celular, mediante fotografías y videos, o que pueda emitir sus opiniones a cientos y hasta miles de personas, mediante el acceso a esas redes sociales, no la convierte en periodista, como muchos lo quieren presentar ahora.
Esas comunicaciones, así sea de manera masiva, inclusive entre personas importantes y famosas, no se pueden considerar periodismo. Periodística es aquella información que se busca, se investiga, se valora y se redacta, con fines de informar y orientar a una comunidad o a un grupo de personas, sobre hechos de interés público, novedosos y verídicos que nos afectan a todos, y sobre los cuales se generarán múltiples reacciones y comentarios.
Y a pesar de esas comunicaciones interpersonales crecientes, la gente se sigue informando por medio de la televisión, la radio y la prensa. Sin lugar a dudas que esas nuevas tecnologías le imponen nuevos y diferentes retos al periodismo, en general, y en particular al periodismo escrito; pero de allí a pensar que estos medios se vayan a acabar hay un trecho muy grande.
El fundamento y el sustento de los medios impresos está en la credibilidad que generan cuando informan, cuando orientan y educan, y – principalmente- cuando se convierten en voceros de una comunidad o de una región, como sin duda es el diario EL PILÓN para Valledupar, el Cesar y parte de la Guajira.