Para los cristianos católicos la vida humana, es un don de Dios y por ello es sagrada. Nuestra Iglesia Católica, censura el homicidio, el suicidio, la eutanasia y el aborto inducido, pues considera que interrumpir la vida del feto es un homicidio, pues desde que el óvulo es fecundado, ya hay vida humana, y esa vida debe preservarse por encima de las circunstancias.
Contravenir este mandato es incurrir en grave pecado. Contrariando este principio, encontramos que la ley civil colombiana, señala que la existencia legal de toda persona [Vida] principia al nacer. Empero, no es la única contradicción de la ley y los dogmas cristianos, pues por mandato de la Corte Constitucional, se despenalizó el aborto:
(i) Cuando hay violación (ii) Cuando se ponga en grave peligro la vida de la madre y (iii) por malformación del feto.
No obstante nuestra Iglesia, defensora a ultranza de la vida, no comparte este criterio considerando que ninguna de estas circunstancias, justifica optar por la interrupción de la vida como un valor absoluto e inalienable.
En cuanto a los métodos anticonceptivos, también hay contradicciones, pues el uso de estos medicamentos, utilizados por infinidad de mujeres fértiles, como método de planificación familiar no son avalados por la Iglesia que defiende el método natural, que permite la cópula sexual en épocas contrarias a los períodos de ovulación y señala que es una invitación al mayor conocimiento del cuerpo, templo de Dios y un método que no tiene ningún efecto colateral. Asimismo rechaza la esterilización directa, tales como ligamento de trompas, dispositivo intrauterino, parches etc.
En lo que hace a la fecundación con ayuda científica. La encíclica “Vitae” de S.S. Pablo VI del año 1968 enseña textualmente que: “…las búsquedas o prácticas científicas que usan células madre extraídas del embrión humano vivo(que provoca la muerte del embrión). Para la Iglesia, la vida humana debe ser generada naturalmente por el sexo conyugal tiene inicio en la fecundación (o concepción) y su fin en la muerte natural. Según esa lógica la reproducción asistida es también considerada inmoral porque disocia la procreación del acto sexual conyugal…”.
Palmaria es pues, la contradicción entre las leyes modernas, que invitan a la autosuficiencia, al hedonismo y cuya visión de vida se limita a la Utilidad. Al respecto nuestra Iglesia Católica nos recuerda que la vida es un don divino, un valor absoluto y sagrado.