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La verdadera manzana de la discordia

Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan sostienen que el presidente Santos y Uribe están enfrentados en una disyuntiva política que es la próxima elección presidencial.

El plebiscito del próximo 2 de octubre –por el Acuerdo de Paz- servirá para medir sus fuerzas políticas, para confirmar la colcha de retazos en que se ha convertido la democracia colombiana y también tendrá que servir para abrir un debate nacional sobre la abrumadora abstención que se impondrá en esa justa electoral.

Es que el rife-rafe de Uribe y Santos ha provocado una gran disparidad entre los ciudadanos y se ha tomado el SI y el NO del plebiscito como un campo de batalla.

Hay que ver al primo hermano del presidente Santos (Pacho) haciendo campaña por el NO, la gente dice que cada vez que habla “mete la pata” y confunde a los mismos uribistas.

Lo otro es que no fue nada fácil convencer a mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan que Santos no es ningún izquierdista y que tal vez uno de sus hermanos si compartió esos ideales filosóficos y hasta fundó una revista de izquierda, pero de ahí a que practique esos ideales nadie lo cree y mucho menos que ese gran burgués sea ahora a la vuelta del siglo XXI un iracundo “castro-chavista”. Semejante barbaridad solo se la he escuchado a militantes del Centro Democrático, un Partido político que –seguramente- empezará a desaparecer una vez se cuente el último voto de la estruendosa paliza electoral que le darán los colombianos en el plebiscito.

Lo malo es que hay fuerzas que no les interesa salir de la guerra, seguramente porque pierden protagonismo y prefieren seguir aludiendo discursos lóbregos que transgreden todo escenario de paz.

Lo malo del SI y del NO es que ya los políticos perversos montaron en el país los mismos escenarios para dilapidar los recursos económicos del Estado y los ponen al servicio de las mafias “electoreras” que son al final las que se quedan con los multimillonarios contratos. El plebiscito cuesta 280.000 millones de pesos y de ahí saldrán muchos miles de millones para los “torcidos”.

Tío Chiro ve a los mismos con las mismas, en la misma contienda política, o si no fíjense en el Senador José Alfredo Gnecco quien tiene enfilada su maquinaria politiquera por el SI, mientras deja hundir el malogrado proyecto de la Universidad Nacional en el Cesar, junto con sus colegas congresistas cesarenses.

Lo otro es que Santos ya ha demostrado que es el estratega político más importante de este siglo. Su milimétrica visión del futuro lo ha hecho un hombre triunfador, aún por encima de quienes lo llevaron en hombros como Uribe, los partidos Liberal y Conservador. Ya en el pasado pesó ser sobrino-nieto de un Presidente de la República y en el Cesar muchos recuerdan cuando fue presentado en sociedad en Manaure Cesar (años 70), como principiante dirigente cafetero.

Lo bueno de todo esto, de la ratificación del Acuerdo de Paz, dice Tío Chiro es que existe la posibilidad de poder dirimir una guerra que comenzó las Farc en 1948, que nació por la exclusión social, política y económica y después se profundizó con el maquiavélico pacto político del Frente Nacional (1958–1974) cuando los partidos liberal y conservador se alternaban el poder cada cuatro años. Desde entonces la corrupción se enseñoreó en Colombia, con vigencia a la fecha; ahí es donde está la verdadera discordia. Hasta la próxima semana.

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